Dondequiera que existieran pinturas murales, es probable que igualmente hubiera suelos policromos. Éstos se encontraban pintados de manera sencilla, a menudo con tonos uniformes, sin embargo en muchos casos se terminaron con baldosas de mármol de colores o pequeños paralelepípedos vítreos (teselas) configurando mosaicos.
En todas las partes del Imperio se han encontrado mosaicos romanos. Oscilan desde los modelos abstractos de teselas blancas y negras hasta las ambiciosas composiciones figurativas policromas, como el gran suelo del hogar del Fauno en Pompeya, que se cree reproduce una pintura griega del siglo IV a.C. sobre la batalla de Isos, un encuentro entre los ejércitos de Alejandro Magno y el monarca Darío III de Persia. Frecuentemente los techos romanos estuvieron pintados o revestidos de mosaicos, sin embargo igualmente se decoraron con relieves policromos de estuco. Se han excavado hermosas bóvedas estucadas en la hogar Farnesina (20 a.C.) y en la sepultura de los Pancratii en Roma (160 d.C.).
En España se preservan muchos mosaicos de fase romana. Entre ellos cabe destacar los del Museo de Barcelona (temática circense y pisciforme), los del Museo Arqueológico Nacional de Madrid (especialmente los que representan los trabajos de Hércules), los de Tarragona (con el tema de la Medusa), los del Museo de Navarra en Pamplona (Triunfo de Baco y Teseo y el Minotauro), los de Itálica (mosaico de Neptuno), los de Mérida (mosaico de los siete eruditos y mosaicos de la hogar del Mitreo) y los de Ampurias en Girona (Sacrificio de Ifigenia).
La gran cacería
La gran cacería es uno de los muchos mosaicos que cubren los suelos de la villa romana de Piazza Armerina, en Sicilia. Los mosaicos ocupan un total de 651 m2 y representan diversos aspectos de la vida a fines del Imperio romano. Estas representaciones naturalísticas están desarrolladas con pequeñas teselas de cristal o terracota coloreada.