La pintura en el arte islámico

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Pintura islamica

La pintura de caballete no existió en el arte islámico, condensado apenas en la ilustración de obras. Las iniciales muestras preservadas son miniaturas de manuscritos científicos griegos traducidos al árabe (vehículo por el cual las instrucciones del mundo clásico se transmitieron a Occidente), las fábulas de Bidpai (300 d.C., traducidas al árabe con el nombre de Caliba y Dinna) y el Maqamat de al-Hariri (1054-1122), cuentación de las aventuras de un viajero. Estilísticamente todas estas pinturas derivan de la escuela de Bagdad del siglo XIII.

Las ilustraciones científicas son dibujos lineales inspirados en los modelos clásicos, mientras que las coloristas pinturas laicas son de una ingenuidad encantadora, con sólo dos o tres figuras monumentales y paisajes como elementos decorativos.

La miniatura persa de los mongoles o de Il-Khanid floreció en el siglo XIV en Tabiaz (Irán). La influencia china en los detalles del paisaje, la expresividad y la complejidad compositiva explican la nueva escuela. Muchos poemas épicos persas, como el Shar-nama —un manuscrito épico escrito por Firdusi en el siglo XIX— se ilustraron en este estilo. La miniatura continuó su evolución en el siglo XV en Harat (actual Afganistán) bajo el patrocinio de los Timuríes. Bihzād fue uno de los mejores miniaturistas Timuríes, gracias a sus escenas trágicas y a la profundidad psicológica de sus figuras.

Los mandatarios otomanos igualmente promovieron el arte del libro. Una escuela turca de miniatura del siglo XIV, localizada en Tabiaz, representó escenas de la vida cortesana y militar. Los artistas Safawíes fueron diestros en su estilo y, como consecuencia de la influencia europea, ampliaron su repertorio al incluir retratos de personajes.

En la India musulmana se desarrolló desde el siglo XVI hasta el siglo XIX un estilo peculiar de pintura miniada, más influida por el arte hindú, que representaba con frecuencia a los mandatarios y sus cultos oficiales.

Laila y Majnum en la escuela

Uno de los grandes miniaturistas persas, Bihzād, dio un nuevo ímpetu a la tradición oriental de la miniatura. Laila y Majnum en la escuela, muestra su habilidad en el uso del dibujo y el color, así como su línea refinada y caligráfica. La perspectiva plana muestra la influencia de los paisajes chinos. Hay que destacar la aproximación de escenas de interior y exterior.