Se necesita un cierto tipo de persona para responder a cuatro retos principales de la física en el mismo año. Alguien que de esta manera convierte en inválida las bases más fundamentales del conocimiento, establecidas 200 años antes. Y lo hace a los 26 años de edad, en las horas libres de un empleo aburrido, sin acceso a una biblioteca o colegas profesionales. Bien, hay quienes están de acuerdo en que no existe ese tipo de persona. Albert Einstein era uno sólo. Uno de los mayores nombres de la ciencia del siglo XX, osó desafiar conceptos profundamente enraizados, como espacio y tiempo, con la Teoría de la Relatividad.
Einstein refundó la física en 1905, con cuatro artículos publicados en la revista Annalen der Physik en Berlín. Se demostró que la física cuántica y la teoría atómica eran reales y lanzó las bases de la Teoría de la Relatividad, que cambió para siempre la percepción de espacio y tiempo. Y también registró la famosa ecuación E=mc², por la cual la energía obtenida por la fisión nuclear es la masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz, que es aproximadamente 300.000 kilómetros por segundo. Lo que da una idea del poder de las bombas atómicas que él predijo.
Esta revolución, en particular, si bien tuvo consecuencias de largo alcance, no estaba en la mente del científico que, por toda su vida, fue un pacifista, una figura pública notoria. Einstein pensaba de manera práctica. Aceptó la idea de que, si los aliados no hiciesen la bomba, los nazis la harían primero, y mandó una carta al presidente Franklin Roosevelt aconsejándole iniciar el programa nuclear, en 1939. Con el resultado en Hiroshima y Nagasaki, él se arrepintió amargamente.
Hay una parte menos hablada, y totalmente involuntaria, la contribución de Einstein. En los 200 años que la precedieron, la física parecía escrita en piedra, una ciencia inquebrantable. Einstein demostró que el mundo era más complicado de lo que se pensaba y que todo conocimiento podría caer ante un nuevo descubrimiento. Y eso devastador impacto se hizo sentir bien fuera del laboratorio. La ciencia perdió su aura de infalibilidad. Durante el siglo 20, los intelectuales empezaron a dudar de la posibilidad misma del conocimiento científico, o sobre las intenciones de los científicos, muchas veces reforzando los prejuicios o las estructuras de poder de la sociedad.
El resultado indirecto fue una ola de ideales y predicadores no científicos, místicos y gusanos grillos, que viene de los años 60. Otra revolución accidental, que, tal como la bomba atómica, Albert Einstein seguramente no aprobaría.
Ficha revolucionaria
- Quién: Albert Einstein
- Nacimiento: 1879, Ulm, Imperio Alemán
- Muerte: 1955, Princeton, Estados Unidos
- Lo que revolucionó: la física, al probar la teoría atómica y la física cuántica, y que el tiempo es relativo al espacio, anula la física newtoniana que venía de dos siglos atrás; la geopolítica, por el lanzamiento de los principios de la fisión nuclear; las costumbres, la hacer la ciencia menos absoluta con su revolución