Desde el siglo XVIII, la construcción de grandes edificios en la India ha mantenido las formas indígenas históricas o bien se ha regido por los modelos europeos introducidos por los británicos. Entre los edificios públicos, fábricas, hoteles y edificios de casas hay numerosas muestras de los estilos occidentales de los siglos XVIII, XIX y XX. El ejemplo más eminente de arquitectura moderna lo constituye la ciudad de Chandīgarh, capital conjunta de Haryāna y Punjab, diseñada por el arquitecto francés de origen suizo Le Corbusier en contribución con arquitectos indios.
El trazado general de la ciudad quedó finalizado a comienzos de la década de 1960 y el agrupación arquitectónico presenta características importantes, de las que destacan: la estructura abovedada, rematada por un tejado de hormigón en forma de paraguas, que constituye el palacio de Justicia; la disposición de cubos de hormigón consumados por una sombrilla del mismo material, que es el palacio del Gobernador, y el uso de salientes, huecos, torres de escaleras y otros elementos de contraste para romper la monotonía de las largas fachadas del edificio de las oficinas, que miden 244 metros. La moderna arquitectura india ha incorporado los estilos occidentales adaptándolos a las tradiciones y necesidades locales, como ha acontecido en la estación de ferrocarril de Alwar, en el estado de Rājasthān.