Si no eres una de esas personas que le gusta trabajar ocho horas al día, siempre haciendo lo mismo y ganando un sueldo, sé feliz porque estás viviendo en la época adecuada.
Un camino sin retorno. Desde la invención de los robots, la humanidad ha vivido con el mismo miedo: los trabajos terminarán. Y este miedo, que parece ser algo futurista, es cada vez más real. Más de un siglo atrás, la gente trabajaba más de 60 horas a la semana y en la actualidad esta tasa no supera – en promedio las 34 horas de media. El número de empleados disminuye y, por cada nueva crisis, el número de empleados anteriores nunca vuelve totalmente.
Caminamos rápidamente hacia un futuro donde los empleados son sólo aquellos que ejercen actividades complejas que requieren un gran conocimiento y creatividad. En la actualidad, los vehículos que utilizamos son prácticamente construidos solamente por los robots, que son más fiables, con mejor rendimiento y cometen menor número de imprecisiones. El mismo proceso debe cubrir otras ramas, como la construcción civil, la metalurgia en general e incluso robots para limpiar los hogares. Los avances en el área digital también disminuyen el número de empleos, automatizando tareas que antes eran hechas por diversas personas.
En el futuro, las teorías menos esperanzadoras (podrían señalarse hoy de teorías de la conspiración) apuntan a la desaparición de la mano de obra industrial y las personas van a trabajar cada vez más con la cabeza y menos con la fuerza física o la repetición de tareas ‘mecanizadas’. Media docena de ingenieros con algunos ordenadores serán capaces de sostener fábricas productoras con mano de obra robotizada que sustituirá la mano de obra de miles de trabajadores humanos. Y con eso, la actual tendencia de disminución de tiempo y de trabajo debe continuar.
Una solución y problema
Esto generará un gran problema: la gente necesita dinero para vivir. Con el aumento de la población y el empleo disminuyendo, tenemos que hacer algo. Una de las ideas que se pueden asumir es que el gobierno va a pagar por la gente simplemente vivir. Así es, en la sociedad del futuro, las personas podrán elegir si desean o no trabajar. Después de todo, incluso sin un trabajo, las empresas todavía necesitan a la gente para consumir sus productos y hacer hijos para mantener ‘la rueda funcionando’. De nada sirve que cada vez tengamos productos mejor hechos y baratos si nadie puede consumirlos.
Otra solución es que las empresas tengan que pagar a la gente, incluso si ellos no trabajan. Las horas de trabajo deberán disminuir, tal vez incluso una semana laboral de cinco días terminan cayendo para cuatro. Cualquier cosa puede suceder, porque toda la investigación indica que el número de puestos de trabajo se reducirá drásticamente en las próximas décadas.
¿Distopía o utopía?
En un escenario optimista, vamos a vivir en un mundo donde la gente tenga más tiempo para disfrutar de la vida y hacer lo que les gusta. O podemos tener un lugar con una gran población pobre con el apoyo del gobierno o de empresas enriqueciéndose con una tecnología que economiza el gasto de personal. Cualquier cosa puede suceder, pero sólo en el futuro podremos tener certeza de qué sucederá.