En los siglos XV y XVI, especialmente gracias a las copias romanas, la tradición artística griega se recuperó en el arte y arquitectura renacentistas. El realismo, el sentido de la proporción y los órdenes arquitectónicos de la antigüedad clásica reflorecieron en el arte europeo. Del mismo modo, las excavaciones de Pompeya y otros hallazgos grecorromanos que tuvieron lugar durante el siglo XVIII favorecieron un nuevo apogeo de la antigüedad griega en el arte y esbozaron el movimiento conocido con el nombre de neoclasicismo. El término clásico llegó a constreñir no únicamente una fase concreto del arte griego, sino el arte griego y romano habitualmente.
Los artistas y arquitectos academicistas se limitaron a imitar las características formales del arte griego, a menudo sin comprender su espíritu. En el siglo XX algunos artistas reaccionaron contra las tradiciones académicas y comenzaron a apreciar el arte griego de la fase arcaico por encima de las fases artísticos ulteriores.