El apogeo del estalinismo en la Unión Soviética y del nacionalsocialismo en Alemania detuvo de manera tajante la evolución de la arquitectura moderna en estos países. El fascismo italiano, en cambio, acogió esta tendencia arquitectónica como expresión del nuevo orden social, lo que aceptó la construcción de edificios racionalistas tan significativos como la hogar del Fascio en Como (1932-1936), obra de Giuseppe Terragni. Por el contrario, el nazismo germánico procedió al cierre de la Bauhaus en 1933, fuerzando con ello a Mies van der Rohe y Walter Gropius a exiliarse en Estados Unidos en 1937.
Mientras el régimen nazi buscó para la restauración de las ciudades germánicas un estilo clásico y monumental, el movimiento moderno se inclinó hacia una forma diferente de planificación urbanística (véase Urbanismo). A lo largo del periodo de entreguerras, Le Corbusier llevó a cabo una serie de anteproyectos para la ciudad moderna ideal, dividida en múltiples zonas dedicadas a desemejantes actividades sociales. Según esta dictaminación, las personas vivirían en rascacielos residenciales separados entre sí por espaciosas zonas verdes. Estos diseños terminaron en 1933 con la Carta de Atenas, promulgada por los CIAM bajo el auspicio de Le Corbusier. A pesar de que él jamás pudo ver desarrolladas absolutamente sus ideas urbanísticas, su influencia fue grande tanto en proyectos de posguerra, como la construcción de la ciudad de Brasilia (inaugurada en 1960), como en los años precedentes a la Segunda Guerra Mundial, en que se cimentaron las villas de Highpoint I en Highgate (Londres, Inglaterra) del arquitecto Berthold Lubetkin.
Le Corbusier tuvo que aguantar hasta tras el conflicto bélico para poder realizar la unité d’habitation en Marsella (1947-1952). El edificio, un bloque residencial de monumentales proporciones, sirvió de inspiración a muchos proyectos ulteriores, alarmados igualmente por el tema del espacio y la alta densidad de ocupación de las casas, sin embargo muy pocos tuvieron una calidad semejante al del maestro franco-suizo. A las formas arquitectónicas convencionales en su obra, como los pilotis y las terrazas ajardinadas, la unité d’habitation añade un énfasis expresivo que inicia una nueva fase en su carrera. De este modo, en el Capitolio de Chandīgarh (India), Le Corbusier evolucionó hacia una arquitectura penetrantemente emotiva llamada inhumanoismo (del francés béton brut, que significa hormigón visto), con la que se incluye en la corriente crítica del movimiento moderno y se distancia por fin del International Style popularizado en Estados Unidos.
Los últimos trabajos de Le Corbusier tuvieron una gran influencia en arquitectos como James Stirling y Peter y Alison Smithson, que realizaron el nuevo brutalismo en Gran Bretaña; así como en el japonés Kenzo Tange. Paralelamente Philip Johnson aplicó el International Style a su propia hogar (1951), un contenedor de acero y cristal conocido como la Glass House y ubicado en New Canaan (Connecticut). La influencia de Mies van der Rohe igualmente es incuestionable en los grandes bloques de oficinas construidos en Estados Unidos y Europa durante las décadas de 1950 y 1960. Ejemplos destacados fueron los desarrollados por Skidmore, Owings & Merril, así como igualmente la obra del propio Mies en el edificio Seagram de Nueva York, un majestuoso rascacielos de vidrio oscuro levantado en 1957.
A lo largo de la década de 1960 una joven descendencia de arquitectos, entre los que sobresalieron los Five Architects (Peter Eisenman, John Hejduk, Michael Graves, Charles Guathmey y Richard Meier) de Nueva York, proyectaron edificios cúbicos inspirados en la arquitectura racionalista. A partir de 1960 el movimiento moderno entró en sucesivos periodos críticos, mientras que el International Style, su corriente menos ideológica, perdía notoriedad ante las nuevas tendencias: posmodernismo, high-tech y deconstructivismo. Pero, los principios del movimiento moderno despliegan siendo la referencia básica, crítica o adepta, de la arquitectura contemporánea.