Diferencias regionales en el arte africano

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Arte africano artes

A pesar de que las distinciones son muy amplias, las culturas africanas subsaharianas pueden agruparse geográficamente atendiendo a su clima, topografía y organización social. Algunas de estas culturas han sin rastro, quedando sólo sus expresiones artísticas; otras han sobrevivido, con lo que su tradición artística despliega.

1. Artes de la sabana occidental

Entre las tradiciones artísticas más conocidas de la sabana occidental están las de los dogones, bambara, mossi, bobo y tamberma que habitan las llanuras secas y herbáceas de Malí, Burkina Faso y Togo. Las artes plásticas de los dogones, una de las tribus más aisladas, han sido en especial bien estudiadas. Los dogones tienen una rica y compleja base filosófica sobre la que secundaron sus manufacturas artísticas. Sus poblados, por ejemplo, semejan una forma humana, representando a los nommo, primeros seres humanos desarrollados por el dios Sol y autor de los dogones. Partes destacadas de la fisonomía en que se estructuran estos poblados son: la cabeza (herrería y casas para hombres), el tórax (casas de los jefes de los diferentes clanes o linajes), las manos (casas de las mujeres), los genitales (mortero y altar) y los pies (capillas). Las máscaras dogones, desarrolladas por la asociación de hombres awa, representan la imagen que los dogones tienen del mundo en su totalidad, con los animales y gentes que lo habitan. El antílope, el pájaro, la liebre, las mujeres fulani y los hombres samana son algunas de las formas y modelos que aparecen en las representaciones de tipo funerario de esta asociación. Otras máscaras, a su vez, se inclinan más hacia la representación de conceptos filosóficos más abstractos. Una de ellas, la serpenteante máscara Gran Madre de 9 metros de largo, recuerda a la muerte. Otra, la cruciforme máscara Kanaga, rehace, junto con los motivos de danza representados, el origen del mundo.

Más al este, entre el conjunto lingüístico de los tamberma de Togo, la arquitectura doméstica ha conseguido la cima de belleza y complejidad simbólica. Los ‘castillos’ de barro de 2 pisos empleados por este pueblo sirven no únicamente de casas, sino igualmente como fortalezas, catedrales, teatros y diagramas cosmológicos. Al igual que el pueblo dogon, cada hogar tamberma adopta las diferentes formas humanas. Según ello, las fachadas aparecen esgrafiadas con los mismos diseños empleados por las mujeres en sus adornos. Algunas partes del cuerpo se relacionan con determinados elementos de la residencia, y así, por ejemplo, la puerta con la boca, la ventana con los ojos, la piedra de moler con los dientes, y así alternativamente.

2. Los bosques occidentales

La gran masa forestal de la costa oeste, bañada por el Atlántico, a menudo llamada costa de Guinea, comprende las diferentes culturas y artes de Guinea, Sierra Leona, Liberia y Costa de Marfil en el oeste, y Ghana, Togo, Benín y Nigeria en el este. En los bosques de la costa occidental, el arte está controlado y patrocinado por asociaciones de hombres y mujeres del tipo de los sandé y los poro. En la sociedad de mujeres sandé de los mende (Sierra Leona), tienen específico relevancia sus máscaras, bruñidas en negro, que evidencian la belleza y riqueza del mar. Tales máscaras son llevadas por los jefes femeninos de la asociación en las cultos de iniciación de las jóvenes mujeres que ingresan en la comunidad. La más bella de estas máscaras evidencia, a su modo, las características que los mende aprecian de sí mismos: una frente elevada, despejada, un tocado ricamente preparado, y un cuello de indicada delicadeza.

Los poro, asociación paralela de hombres, igualmente tienen una destacada tradición de máscaras. De Liberia y Costa de Marfil son los dan, kran y guere poro, que representan en sus máscaras a diversos personajes asociados con su asociación, como el juez, el cantante y el corredor. Formas refinadas, superficies negras y brillantes, y liosos tocados son sus notorios características. Cuando las máscaras no se utilizaban se almacenaban en una hogar sagrada especial para ellas bajo la protección del amo o maestro. La cónyuge de este destacado personaje tiene su propio objeto especial: una cuchara ornamentada que muestra en las celebraciones de la comunidad.

En Ghana, Togo, Benín y Nigeria, en las regiones de la costa atlántica, se han encontrado algunas de las mejores piezas artísticas de carácter aristocrático de todo África. Quizá el más insigne de los reinos es el de la dinastía Benín en Nigeria. La ciudad regia de Benín (no debe no distinguirse con el reciente y inquilino país del mismo nombre) tuvo su momento de fama en los siglos XVII y XVIII, siendo comparada por los viajeros que la visitaban con las grandes ciudades contemporáneas de los Países Bajos. El palacio del monarca era en especial impresionante. Todos sus muros se encontraban revestidos con admiradas y bellas planchas de bronce fundido, de las que se decía que brillaban como el oro. Cada uno de los tres edificios notorios del palacio se encontraba consumado por grandes torretas que aguantaban monumentales pájaros y pitones de bronce. En los altares del palacio real se desplegaban cabezas conmemorativas de bronce, tanto para las celebraciones privadas como para las oficiales.

3. Centro, sur y este de África

En los espesos bosques ecuatoriales y en las áridas regiones de la sabana que se esparcen por todo Gabón, Zaire y países limítrofes al este y al sur, destacan aún otras expresiones artísticas. En las culturas matriarcales del sur de la República Democrática del Congo, tienen específico relevancia la figuras femeninas. La hogar del jefe de los pende, por ejemplo, presenta a menudo sobre su tejado una imagen de mujer a escala natural. Dicha figura sustenta, a veces, a un niño (símbolo de la línea familiar y futuros herederos) y a veces, un hacha (símbolo del poder).

Entre los antiguos gato, bongo y konso de Sudán y Etiopía, hubo la tradición de poner en enclaves notorios del poblado figuras conmemorativas de madera que delimitaban el acceso al mismo y los sepulcros de sus predecesores más importantes. En numerosas otras culturas de África oriental, la escultura de tipo monumental fue menos frecuente. En cambio, la ornamentación corporal se transformó en una destacada fuente de expresiones artísticas. Los masai de Kenia y los zulú de Sudáfrica destacan especialmente por sus gemas. Las formas circulares empleadas por los masai para sus adornos personales aparecen igualmente entre la tribu bantú, en esta misma zona. El gran edificio elíptico de piedra (c. 1200) de la antigua cultura Monomotapa, en Zimbabue, forma parte, conceptualmente, de estos diseños circulares.