Sigmund Freud desarrolló en 1908 el Complejo de Edipo, un comportamiento que provocaba una simultaneidad de emociones, positivas y negativas respecto a sus progenitores; más adelante, en 1912 Carl Gustav Jung dividió dicho comportamiento en dos: El complejo de Edipo afectaría sólo a varones y el suyo denominado Complejo de Electra sería específico para el género femenino.
Según Carl Gustav Jung, la descendencia femenina en algún momento en su etapa de crecimiento y de manera muy común desarrollaban una fijación hacía su progenitor varón y que provocaba un conflicto directo con su madre, comenzando la etapa a partir de los 3 años y que en la mayoría de casos se solucionaba de manera natural, aunque cabía la posibilidad de que dicho complejo se extendiera en el tiempo.
A diferencia del Complejo de Edipo, teoría creada por Sigmund Freud, podría haber un factor influyente negativo en la relación paterno-filial, puesto que podría provocarse rechazo respecto al padre si este no atendía las necesidades emocionales de su hija en ese aspecto, causando en raras ocasiones una anomalía patológica, y necesitando tratamiento psicoterapéutico para que la niña aceptara la situación.
En la actualidad casos así son prácticamente inexistentes debido en parte a la libertad sexual de estos tiempos y siendo la causa en aquella época – Siglo XIX hasta mediados del XX – , una fuerte represión sexual en las mujeres bajo una censura totalitaria.