Arte mural maya

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frescos de Bonampak mayas

Diversas culturas prehispánicas, como es el caso de los mayas, pintaban murales para simbolizar sus rituales y su historia. En 1946 se descubrieron los frescos de Bonampak (c. 790), preservados bajo una capa calcificada, cerca del río Lacanhá, en el estado mexicano de Chiapas. Esta pintura cuenta la historia de la última dinastía de Bonampak.

A pesar de que los restos que han acudido hasta nosotros son muy exiguos, la pintura mural de la etapa clásico maya alcanzó una gran perfección técnica y una gran calidad artística, alcanzando un difícil equilibrio entre el naturalismo de los diseños y la gravedad impuesta por el convencionalismo de los asuntos. A pesar de que usan tintas planas carentes de perspectiva los muralistas mayas supieron hacer la ilusión del espacio. Primero trazaban el dibujo en rojo diluido sobre una capa de estuco, después se pintaba el fondo quedando las figuras en blanco y seguidamente se iban rellenando los desemejantes espacios con sus respectivos colores. Para sugerir la perspectiva y el volumen recurrían al fileteado de las figuras, la yuxtaposición de colores y la distribución de los motivos en diversos registros de bandas horizontales. Los murales más importantes que se preservan son los del lugar de Bonampak (Chiapas). Las pinturas ocupan la totalidad de las paredes de tres habitaciones de un edificio (790 d.C.). Relatan sucesos bélicos que incluyen las cultos preliminares a la batalla (cuarto I), la batalla (cuarto II) y el sacrificio final (cuarto III). Existen fragmentos de antiguas pinturas en Uaxactún, Palenque, Cobá y Chichén Itzá.