Las sepulturas y los mausoleos, levantados como símbolos del poder de los mandatarios difuntos, se transformaron en los monumentos más destacados del islam tras las mezquitas y los palacios. Entre los ejemplos más destacados se halla la necrópolis de las afueras de El Cairo, que presenta sepulturas cupuladas construidas por los mamelucos en el siglo XV.
La necrópolis Sah-i-Zindeh (siglos XV y XVI) erigida por los Timuríes en Samarcanda, es un impresionante conjunto de edificios de ladrillo cubiertos con esbeltas cúpulas sobre tambores, como la sepultura de Tamerlán. En Irán, bajo la dominación mongola, se desarrolló un tipo característico de enterramiento cuyo ejemplo más brillante es el gran mausoleo de Sultaniyah (siglo XIV), cuya cúpula se eleva aún más por la inclusión de un tambor octogonal. En relación a este tipo, la obra más representativa de la fase mogol en la India es el célebre Taj Mahal, en Āgra, un mausoleo construido en el siglo XVII por arquitectos iraníes.
Taj Mahal, Āgra
El Taj Mahal, el ejemplo más insigne de la arquitectura de los mogoles, se hizo como mausoleo para la cónyuge de Sha Jahan tras su fallecimiento en 1631. Fue construido en mármol blanco con piedras preciosas incrustadas. En cada uno de sus ángulos destaca un minarete, y sus muros externos están decorados con diferentes pasajes del Corán. El Emperador y su cónyuge están enterrados en un panteón bajo el edificio.