Arquitectura azteca

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plaza de las tres culturas arte azteca

El hecho de que la actual capital de México cubra, en la práctica, la antigua Tenochtitlan, capital del Imperio azteca, imposibilita que tengamos una visión completa de las estructuras arquitectónicas y, especialmente, de la organización del espacio en los centros de culto, o la relación entre estructuras templarias y las construcciones de carácter habitacional. Lo cierto es que, nuestro conocimiento de esta zona se limita a algunos sectores en los que pudieron hacerse excavaciones de carácter restringido o donde se produjeron hallazgos casuales. De este modo la denominada plaza de las Tres Culturas, en el corazón de Tlatelolco; las excavaciones en el templo mayor, en el subsuelo de la catedral metropolitana, o en los trabajos para la construcción del metro, más algunos templos recluidos, como los de Tenayuca o Santa Cecilia, que nos suministran una idea de cómo fueron los templos en la zona central del valle de México. A esto debemos agregar algunos otros asentamientos, como los de Malinalco, Zempoala, Teopanzolco o Calixtlahuaca, en los que se han encontrado importantes estructuras de etapa azteca.

Arquitectura religiosa

La arquitectura religiosa se desarrolla siguiendo las pautas de la tradición mesoamericana, aunque existen aportaciones importantes. El tipo de construcción más único es el de los templos gemelos, con doble escalinata de acceso. A pesar de que el mejor conocido es el de Tenayuca, a ese modelo responden igualmente los templos notorios de Tlatelolco y Tenochtitlan. Hablamos de una representación dual de las deidades que existía en Mesoamérica desde etapas remotas. La disposición de relaciones de dioses, como la de Huitzilopochtli–Tláloc del templo mayor de Tenochtitlan, sobre una sola plataforma piramidal, hace que su estructura sea alargada y presente una doble escalinata de acceso. En este caso, las excavaciones desarrolladas por el doctor Eduardo Matos Moctezuma pusieron de manifiesto una serie de hasta siete periodos o reconstrucciones sucesivas entre 1375 y 1520.

Otro modelo arquitectónico parcialmente frecuente es la pirámide de planta circular que convencionalmente se ha atribuido a santuarios del dios Ehécatl, deidad del viento, que en su aspecto de remolino o huracán podría hacer lógica esta forma. Las más conocidas son la de Calixtlahuaca y la de la estación de metro de Pino Suárez. Otra construcción muy característica de los aztecas es un tipo de plataforma ornamentada con calaveras, que componían la base del tzompantli, estructura donde se acumulaban los cráneos de los sacrificados. Sólo se conserva un pequeño altar que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología de México y el encontrado recientemente en las excavaciones del templo mayor.

Entre los tipos arquitectónicos más comunes no podemos dejar de mencionar los templos piramidales de planta cuadrada o rectangular con una sola escalinata de acceso en la parte frontal, delimitada por dos alfardas lisas. Muchas de las pirámides de Tenochtitlan seguían este modelo.

Dos de las más sorprendentes edificaciones arquitectónicas de los aztecas fueron Tepoztlán y Malinalco, ambas perforadas en la roca y terminadas con construcciones de mampostería. El templo de Tepoztlán es de planta rectangular y tiene dos salas: a la primera se accede por una puerta dividida por dos pilastras, mientras que en la del fondo hay un banco corrido decorado con relieves que muy bien pudieran ser insignias funerarias. El agrupación del templo descansa sobre una plataforma piramidal con escalinatas limitadas por alfardas. Malinalco, por otro lado, es un agrupación irregular de construcciones templarias perforadas en la roca madre, formado por seis unidades de las que cuatro al menos presentan una forma circular. La estructura I es la más elaborada del yacimiento y simboliza una agrupación escultórica de una impresionante belleza. En ambos caso nos encontramos ante un tipo de construcción religiosa que tiene el cometido de evidenciar el poder militar y religioso de los aztecas.