¿En qué consistió la bipolarización del planeta? Como final de la Segunda Guerra Mundial, americanos y soviéticos entablaron diversas negociaciones para intentar encontrar un equilibrio entre las fuerzas emergentes del conflicto: la URSS y Estados Unidos. Uno de los primeros problemas fue la división de una Alemania derrotada y su capital, Berlín, pues todas las potencias deseaban una parte del país. Las fuerzas de ocupación dividieron Alemania en cuatro partes y su capital en cuatro zonas de influencia entre 1945 y 1949, esa fue la configuración del territorio alemán. Berlín se encontraba completamente dentro del territorio alemán, controlado por los soviéticos.
Para transformar la ciudad en un centro de difusión del sistema capitalista, los estadounidenses recurrieron a un amplio programa de reformas y de ayuda económica. En represalia, Stalin decretó en 1948, el bloqueo de la ciudad, intentando ‘asfixiar’ la economía de su parte occidental, entonces controlada por norteamericanos, franceses e ingleses y de influencia capitalista. En contrapartida, los Estados Unidos lanzaron la llamada ‘puente aéreo de la amistad’, que permitió, a través de transporte aéreo, llevar todos los recursos necesarios a Berlín Occidental.
Los soviéticos amenazaron con derribar esos aviones, atravesando el espacio aéreo socialista. Finalmente, después de meses de tensión, los acuerdos entre las dos superpotencias llevarían a la división permanente de Alemania. Así surgió la República Democrática Alemana, socialista, con su capital en Berlín y la República Federal de Alemania, capitalista, con su capital en Bonn.
Por otro lado, los capitalistas, alertados por el primer ministro de Reino Unido Winston Churchill desde 1946, asistían a la formación de la llamada Cortina de Hierro, término usado por el estadista británico para designar la línea fronteriza que separaba Europa Occidental de todo el Este Europeo, que, transformado en satélite de la Unión Soviética, se encontraba militarizado y aislado de las demás parcelas del continente.
Esa denuncia llevó a los estadounidenses en el papel de los líderes del bloque capitalista, a formular, en 1947 una doctrina socialista de contención, en rápida expansión. Conocida como Doctrina Truman (de Harry Truman, presidente de Estados Unidos desde 1945 hasta 1953), era formada por un conjunto de prácticas políticas y económicas dirigidas a los militares para evitar la propagación del socialismo y fortalecer el capitalismo.
Uno de los puntos más fuertes de esta doctrina fue el Plan Marshall, elaborado también en 1947, por George Marshall, general y secretario de Estado. El plan era, a través de un amplio programa de inversiones y préstamos, tratar de reconstruir la economía europea y al mismo tiempo fortalecer la economía de Estados Unidos, dado que una Europa recuperada significaría el aumento de los pedidos a empresas de Estados Unidos, lo que resulta en una reanudación del crecimiento mundial del capitalismo. De hecho, el 70% de las inversiones realizadas a través del Plan Marshall de inmediato regresaron a los Estados Unidos en forma de compras, especialmente de bienes de capital.
Este enfoque económico allanó el camino para una alineación militar dirigida a equilibrar las fuerzas capitalistas en Europa. Luego vino la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), una alianza militar entre los países capitalistas que forzaba a la defensa mutua en caso de agresión por parte de una de las potencias enmarcadas dentro del bloque socialista soviético.
La Unión Soviética, por su parte, también comenzó una escalada tratando de consolidar su liderazgo en el campo socialista. Llevarían a cabo su primera prueba nuclear en 1949, lo que desató una amarga disputa con Estados Unidos, conocida como la carrera armamentista, que abarcaría gran parte de la Guerra Fría. En 1955 los soviéticos crearon la alianza militar del Pacto de Varsovia, que formalizó su dominio en Europa del Este y el aumento de la polarización del planeta.