La liberación y la difusión intencional de aditivos infecciosos y sustancias químicas que dañan el organismo humano, animal y medio ambiente es llamada de bioterrorismo. La propagación también abarca agentes biológicos tales como virus y toxinas.
Los agentes nocivos y las sustancias pueden utilizarse en bruto o en fórmula manipulada. Esta propagación con fines malintencionados, puede dirigirse a causar enfermedades en una empresa, región y país por razones terroristas, políticas y religiosas. Cuando son manipuladas, las sustancias encontradas en la naturaleza son potencializadas para causar el mayor número de contaminación y bajas de organismos vivos posibles, además de hacerlas más resistentes a medicamentos. Los bioterroristas intentan difundir los agentes químicos y biológicos a través del aire, agua, alimentos y en ciertos casos hasta por correspondencia. Los agentes biológicos son sumamente difíciles de detectar y lento en manifestarse como enfermedades en seres vivos.
Los agentes bioterroristas más comúnmente usados son el virus de la viruela y el ántrax. El objetivo son las centrales de abastecimiento de agua para contaminar el mayor número de personas posibles que, posteriormente, sufrirán una enfermedad para otras personas sin saber por medio de un simple paseo en su barrio o en un viaje.
En todos los casos de bioterrorismo, las vacunas almacenadas por un determinado gobierno nunca atenderían una gran cantidad de víctimas. En casos de bioterrorismo, los sectores de seguridad tratan de aislar en primera instancia a los primeros individuos infectados. La contaminación puede ocurrir a través del contacto directo por la piel, ingestión de alimento contaminado y por vía respiratoria.
