Hammurabi (1818 – 1750 a. C.). Sexto rey sumerio (1792-1750 a.C.) nacido en Babel, de la primera dinastía babilónica de los amorreos y fundador del primer imperio babilónico. Unificó el mundo mesopotámico, uniendo los semitas y los sumerios y llevando a Babilonia para el máximo esplendor, cuyo nombre permanece indisolublemente vinculado a uno de los códigos legales más importantes de la antigüedad: el código de Hammurabi.
Hijo de Sinmuballit, quinto rey de la dinastía, poco después de ascender al trono, el joven soberano inició la fusión de semitas y sumerios en una unidad civil y política, impuesta no sólo por las armas, sino también por la acción administrativa y pacificadora, ganando, mediante acuerdos y guerras, casi toda Mesopotamia. Como legislador consolidó la tradición jurídica, armonizó las costumbres y extendió el derecho de ley a todos los súbditos. Como administrador, cercó la capital con murallas, restauró los templos más importantes e impuso impuestos y tributos en beneficio de obras públicas, rectificando el cauce del río Éufrates, construyendo nuevos y cuidados canales de irrigación y navegación, para dar un impulso a la agricultura y el comercio en la llanura de Mesopotamia.
Sobre los pueblos conquistados, permitió el culto de la religión local, mientras que él reconstruía sus ciudades y ornamentaba sus templos. Introdujo la noción de la ley y ordenó el territorio bajo su poder. Fue el autor de un famoso código penal, el más antiguo de la historia, que lleva su nombre.
El código de Hammurabi estableció las reglas de la vida y propiedad, extendiendo la ley a los súbditos del imperio. El texto de 282 preceptos fue hallado en Susa (1901-1902), por una delegación francesa en Persia, bajo la dirección de Jacques de Morgan, bajo las ruinas de la Acrópolis de Susa y transportado al Museo del Louvre, París. Consiste en un monumento en un troco de dura piedra negra de 2,25 metros de altura y 1,60 metros de circunferencia en la parte superior y 1,90 metros de base, es decir, grabado en una estela cilíndrica de roca ígnea. Toda la superficie está cubierta con texto denso cuneiforme, de escritura acádica. En un relieve, se ve al soberano recibir de Shamash, dios de los oráculos, las leyes de la equidad de la justicia, dispuestas en 46 columnas de 3.600 líneas. En ella está codificada la jurisprudencia de su tiempo, en un reino de ciudades unificadas, un grupo de disposiciones casuísticas, orden civil, penal y administrativo. Quedan estipuladas sanciones por infracciones, basadas en la Ley de Talión: ojo por ojo, diente por diente. A pesar de nuestra declaración anterior de su existencia, encontramos varias otras fuentes con las fechas de su vida entre 2.100 y hasta 1600 a.C.