El biogás es un gas especial producido desde la mezcla de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4) por medio de la acción de bacterias que fermentan en material orgánico. La fermentación se lleva a cabo en niveles controlados de temperatura, acidez y humedad.
Artificialmente este proceso ocurre a través de un equipo contenedor hermético, el biodigestor anaeróbico. El metano no tiene olor, color o sabor, pero los otros gases implicados tienen un olor desagradable. El biogás es una fuente de energía renovable, por esta razón se considera un biocombustible.
La materia prima utilizada en la producción de biogás es de origen orgánico, es decir, se produce a partir de materiales como estiércol (humano y animal), paja, bagazo de vegetales y basura. Esta fuente de energía puede ser usada como combustible para estufas, motores y generadores de energía; además de no ser contaminante, no es inflamable.
Plantas de biogás
La instalación de biodigestores para la producción de biogás es recomendada en espacios rurales y locales urbanos específicos. Países como China e India tienen un gran número de equipos en las ciudades pequeñas y las propiedades rurales.
Un obstáculo en el uso de biodigestores es el coste técnico. Dada la capacidad de procesamiento del equipo en relación a la cantidad de basura sería necesario utilizar miles de equipos.
El uso de este tipo de fuente de energía es favorable por dos razones: porque es una energía limpia y por contribuir a la cuestión de la basura acumulada, ya que los residuos orgánicos son utilizados como materias primas. Cada fuente de energía alternativa es importante, porque el planeta Tierra necesita encontrar fuentes de energía que reemplacen a los combustibles tradicionales, como el petróleo, el carbón y las plantas hidroeléctricas que causan una grave contaminación y daños significativos sobre el medio ambiente.