En Aristóteles, para facilitar un mejor entendimiento de la concepción del autoritarismo en la época clásica es necesario entender el planteamiento de las formas puras y las formas corrompidas.
Para Aristóteles, las formas puras se diferencia en base a la autoridad suprema como:
- Monarquía es un sistema donde la autoridad es real y suprema estando en las manos de una sola persona.
- Aristocracia es el sistema donde el poder y la autoridad recae en un grupo (élite).
- Democracia es el sistema cuya autoridad emana de las manos de la multitud, y esto es en beneficio de la comunidad.
Ya, las formas corrompidas son aquellas cuyos desvíos no son deseables y son definidas como:
- Tiranía, según Aristóteles el peor de todos, lo que equivale a lo que más tarde se llamará también como autoritarismo en una de sus derivaciones.
- Oligarquía, que es la degeneración de la aristocracia, o las desviaciones causadas por la aristocracia en el momento que tiende a perpetuarse en el poder.
- Democracia considerada por todos los gobiernos degenerados como el más tolerable.
En el pensamiento aristótelico existen mecanismos que toman la forma tanto de pureza como de corrupción y que estos se derivan de las formas más diversas lo que comanda el nivel de pureza de carácter de aquellos que asumen el poder.
Aristóteles entiende que la democracia y la oligarquía fueron las formas más importantes de ejercer el poder ya que, según el filósofo, a pesar de que las funciones públicas sean acumuladas, un mismo ciudadano puede ser concomitantemente guerrero, labrador, artesano, senador y juez.
Para Aristóteles siempre existe una confrontación ideológica, y el predominio de una u otra de las clases sociales que se quedaría en el poder, la oligarquía, que representan a aquellos que detentan el poder económico y democrático, que en su estado más puro debe estar en manos de los que comparten el poder.