La autocracia es un gobierno basado en las convicciones políticas de una persona.
El término que determina el tipo de poder político ‘autocracia’ es de origen griego y significa literalmente gobierno por sí mismo. En realidad, se trata de un gobierno en el cual hay una única representación como detentora del poder, es decir, un comité, una asamblea o simplemente un líder que posee absoluto control de todos los niveles gubernamentales. Cuando se trata de presencia de un único individuo, el líder gubernamental controla toda la administración y todo el poder de su jurisdicción y es libre para tomar las medidas, de acuerdo con el significado del término griego, por sí mismo.
Teniendo en cuenta estas definiciones, implica decir que no siempre una monarquía es necesariamente una autocracia. Esa correlación no procede en todos los casos porque los monarcas, en general, son amparados por un equipo administrativo. Una monarquía solo es autócrata cuando es llamada de absoluta, pues ahí sí representan casos de poder político absoluto del rey o del emperador, lo que excluye la manifestación de cualquier otro órgano de participar en la administración gubernamental. Incluso así, no todo monarca absoluto es un autócrata, como el famoso rey francés Luis XVI, el rey Sol. El monarca absolutista solamente es autócrata cuando no hay fuerza social capaz de limitar sus acciones y sus poderes políticos. Y, evidentemente, la autocracia no permite la participación popular en las decisiones.
El sentido político de la autocracia puede ser restringido o amplio. En el primer caso hay una personalización del poder, es decir, es el caso de los ejemplos históricos de monarcas autócratas. Manifestaciones en ese sentido fueron muy comunes en el Imperio Bizantino, que entendía el monarca como detentor de un poder supremo e ilimitado que era concedido por Dios. Ya el sentido amplio designa un poder ilimitado y absoluto sobre los súbditos del gobierno como un todo o de los órganos administrativos que ejercen la función de gobernante.
Aunque los ejemplos históricos de la autocracia son más frecuentes cuando se asocia con Estados monárquicos, debe tenerse en cuenta que esto no es una regla. La autocracia puede ocurrir sin la figura de un rey o emperador, y un buen ejemplo es la Alemania del siglo XX y el gobierno autocrático de Adolf Hitler.