Los números creado por los romanos estaban relacionados con las letras, a diferencia de otras civilizaciones que crearon símbolos para representar dígitos numéricos. Los números romanos usaban las letras I, V, X, L, C, D, M para representar a los siguientes valores: 1, 5, 10, 50, 100, 500, 1000, respectivamente. Curiosamente, en este sistema de numeración se da la ausencia de un proyecto de ley relacionado con el número cero. Sin embargo, mediante la creación de este sistema de numeración, los romanos no estaban interesados en hacer cálculos. Simplemente querían para determinar los números que representaban esas cantidades, como contar objetos, animales, armas, etc. La representación numérica fue adoptada por los romanos durante muchos siglos y fue el más utilizado en toda Europa.
Con el desarrollo de la expansión del comercio, el uso de las matemáticas se ha convertido en un problema importante. Fue entonces cuando los números romanos fueron cuestionados por la ausencia de cero y la representación de valores por las letras. Estas características principales del sistema de numeración romana impidió el desarrollo de técnicas efectivas de matemáticas. Algunos estudiosos han tratado de relacionar el sistema de numeración romana con la utilización del ábaco, pero los medios operativos requerían de conocimientos complejos.
La cifra cero, ausente en el sistema de numeración de los romanos, fue descubierta por los hindúes, así como un nuevo sistema de numeración similar a la utilizada hoy en día. Este sistema consistía en una base decimal (diez dígitos) que se formó entre los pedidos y representaba cualquier número. El sistema creado por los hindúes, fue lanzado en toda Europa por los árabes, llegando a ser conocido como un sistema de numeración indo-arábigo. Estas cifras han contribuido a la modernización incesante de las matemáticas, debido a su practicidad y la representación simbólica de los números.
En la actualidad, los números romanos se utilizan en la representación de nombres de los papas y reyes durante siglos, los nombres de calles, las marcas de relojes, capítulos de libros, pero no tienen un uso real dentro de las matemáticas modernas.
