Los asirios eran un pueblo que antes del 2500 a.C., se asentaron en el norte de Mesopotamia, la región de Asur y Nínive. A partir del 883 a.C., los asirios comenzaron un movimiento de expansión territorial. Debido a la baja producción agrícola (suelos pobres), los asirios fueron dedicados a las técnicas de la guerra, con un poderoso ejército, el primer ejército organizado estratégicamente en el mundo. El secreto de su eficacia militar era el dominio de la tecnología en la fabricación de armas de hierro y herramientas. La efectividad de sus ataques también pueden ser explicados por carros tirados por caballos rápidos. Su objetivo era saquear a los pueblos conquistados y oprimirlos obligando a pagar impuestos.
Entre el siglo VIII a.C. y VII a.C., sus dominios sobrepasaron a Mesopotamia, ampliándose a Siria, Fenicia, Palestina y Egipto. Los responsables de esta expansión fueron Sargón II, Senaquerib y Asurbanipal. Guerreros extremadamente crueles pillaban las áreas conquistadas y masacraban a la población, provocando una serie de revueltas durante el reinado de Asurbanipal, que desestabilizaron y dañaron el imperio asirio.
En el año 612 a.C., los caldeos, aliados a los medos, destruyeron las principales ciudades asirias. Nabopolasar, al mando de los caldeos y medos, sus vecinos, terminaron el imperio asirio e inauguraron el Segundo Imperio Babilónico.
