El período Neolítico, también conocido como la Edad de la Piedra Pulida (entre el 12.000 a.C y el 4.000 a.C.), por cuenta del uso de herramientas producido con piedras talladas y pulidas, marcó el inicio de la agricultura y, consecuentemente, el sedentarismo. Al retirar los alimentos del suelo, los hombres sintieron la necesidad de establecerse en la región, construyendo viviendas y, de este modo, formándose los primeros arquitectos de la historia de la humanidad.
El avance histórico de la agricultura y los cambios económicos del ser de las cavernas lleva a los historiadores a denominar esa época como Revolución Neolítica o Revolución Agraria, un momento de transición para la historia que acabaría con la aparición de la escritura.
Este desarrollo significativo de la humanidad propicia el nacimiento de instituciones como la familia, y en su seno la división del trabajo. Con los rituales religiosos sustituyendo a la magia, la constatación de que las fuerzas sobrenaturales rigen el comportamiento de la naturaleza y la percepción de que los cambios climáticos influyen en los cultivos, el hombre introduce los cultos, la adoración a los ídolos, amuletos y símbolos sagrados. Los objetos sagrados servían para realizar invocaciones de las fuerzas sobrenaturales en los momentos más difíciles. Así, los hombres asumen las funciones mágicas y sacerdotales –arte sagrada –y las mujeres las actividades artesanales, o arte profano.
En este período se erigen los monumentos megalíticos, construidos sobre bloques de piedras monumentales y verticales con fines simbólicos y religiosos, pero principalmente funerarios. Un ejemplo es el Santuario de Stonehenge, en Inglaterra. El Stonehenge es un enorme círculo de piedras, con dos círculos interiores a él, orientado al lugar donde nace el sol en el solsticio de verano. Probablemente era un lugar donde fue adorado el sol.
También aparece en el Neolítico la producción del fuego, la cerámica y el hilado un arte que evoluciona con parámetros geométricos, en contraste con el naturalismo realista del Paleolítico. En la creación de formas, el artista neolítico opta por la abstracción, porque los sentidos no necesitan estar más centrados en la caza. Así, suelen recurrir a imagenes representadas en su mente, es decir, un arte más racional y reflexivo. Finalmente, el hombre de la época se reserva sus momentos de descanso para recrearse en actividades artísticas.
Los temas de las representaciones artísticas no son los mismos. A diferencia del hombre del Paleolítico, que expresó sobre las paredes de las cuevas sus preocupaciones con la supervivencia, es decir, la caza, el artista neolítico, que comenzó a organizarse socialmente, expresa su experiencia inicial de la colectividad, sus primeros pasos en la convivencia con el otro. Este arte tiene la marca de las comunidades campesinas, su tradicionalismo, sus convenciones, su tiempo y su propio trabajo agrícola.
