Entendemos como pueblos mesopotámicos aquellas civilizaciones que se establecieron alrededor del área de las tierras fértiles entre los ríos Tigris y Éufrates. La región es denominada comúnmente como Mesopotamia. Entre los grupos existentes en la zona se encuentran los asirios, los sumerios y los babilonios.
Las principales manifestaciones de la arquitectura fueron los palacios mesopotámicos, por lo general muy grandiosos; como había poca piedra, las paredes debían ser gruesas porque eran hechas con tejas cerámicas. Los templos tenían instalaciones completas, con aposentos para los sacerdotes y otros compartimentos. Un rasgo característico de esta arquitectura es el «zigurat», torre de varios pisos, por lo general siete, sobre la que había una capilla utilizada para observar el cielo.
Los escultores representaban el cuerpo humano en un movimiento rígido, sin expresión y sin detalles anatómicos. Pies, manos y brazos estaban pegados al cuerpo, cubiertos con largas túnicas; sus ojos se definían con esmalte brillante. Las estatuas siempre se mantenían en una postura estática ante la grandiosidad de los dioses. Las figuras talladas en bajo relieve se caracterizaron por un gran realismo.
En la pintura, los artistas utilizan colores brillantes y reproducían las cacerías, batallas y cenas de la vida de los reyes y los dioses. Igualmente, la producción de objetos de cerámica alcanzó un notable desarrollo entre los persas.