Según el diccionario, la cinética es la rama de la física que se ocupa de la acción de fuerzas para cambiar el movimiento de los cuerpos. El término tiene su origen en la palabra «kinétós» del griego clásico, que significa en movimiento o que puede ser movido.
Fue pensando en ello y en una vieja preocupación en las artes visuales (por ejemplo, en el Barroco cuando la Iglesia impulsaba el arte de la escultura David de Bernini) que artistas de la década de 1950 llevaron a las últimas consecuencias esa discusión, exactamente cuando sucedió la exposición Le Mouvement en el año 1955 en Paris con obras de artistas de diferentes generaciones: Marcel Duchamp (1887-1968), Alexander Calder (1898-1976), Vasarely (1908), Jesús Rafael Soto (1923 ), Yaacov Agam (1928) Jean Tinguely (1925), Pol Bury (1922), entre otros.
El arte cinético pretendía romper con la condición estática de la pintura y la escultura, presentando la obra como un objeto en movimiento, que no sólo refleja o representa el movimiento, sino que genera la sensación de estar moviéndose.
El artista Alexander Calder, por ejemplo, es bien conocido por sus esculturas móviles, como «La estrella» de 1960. Construida con pedazos de metal pintado y suspendidos por cables de alambre, los objetos móviles se mueven por más suave que resulte la corriente del aire –y el movimiento es independiente a la posición y mirada del observado produciendo efectos mutables en función de la luz. Al observador cabe contemplar el movimiento grabado en las obras, «diseños de cuatro dimensiones» como defiende el propio Calder.