Durante la época barroca, se pueden discernir dos tipos de etapas de la investigación formal y constructiva: el palacio y la iglesia. Los arquitectos del barroco habían entendido el edificio de una manera integrada, como una gran escultura, una sola unidad e indivisible. Su forma fue dictada por complejos diseños geométricos (a menudo sobre la base de formas curvas y óvalos) que las cualidades dinámicas impartidas a los espacios y las fachadas. En paralelo, existía la labor de abandonar los esquemas rígidos de composición sobre la base de los órdenes clásicos.
El barroco nació en Italia, concretamente en el siglo XVII la Roma papal. Tres arquitectos se señalan en las etapas de desarrollo de este estilo: Gian Lorenzo Bernini, el más monumental, Borromini, más original y Piero da Cortona. La pequeña iglesia de San Carlo alle Quatro Fontane, uno los proyectos de Borromini en 1665, fue uno de los edificios más notables construidos durante este período por la extrema complejidad y la dinámica de la planta, la subversión total de las normas tradicionales y la forma ondulada de las paredes. Fuera de Roma, especialmente la iglesia de Santa Maria della Salute, Venecia, obra de Baldassare Longhen y la obra de Guarino Guarini, de inspiración directa de Borromini, como la Capella della Santa Sindone de Turín.
El barroco en Francia tiene características independientes al mismo tiempo que asumió la más monumental y clásica. Su alejamiento de la negativa estética italiana se afirmó con un diseño de Bernini para la ampliación del Museo del Louvre. Este estilo encontró su máxima expresión en el Palacio de Versalles, residencia real construida en las afueras de París por Luis XIV, diseñado por el arquitecto Louis Le Vau y el jardinero André Le Nôtre, y supone la incorporación de un gran palacio y un jardín de enorme estructura de eje largo salpicado de estatuas, fuentes y un canal amplio.
Las guerras en Alemania y la invasión turca de Austria en gran medida condicionaron a la introducción del estilo barroco en esos países. Por esta razón, el alemán y austriaco barroco se desarrolló más tarde y, aunque se basa en los modelos italianos, su exuberancia decorativa traiciona conceptos y lo acerca más estilo rococó.
En Inglaterra, este estilo fue dirigido por Sir Christopher Wren, el autor de muchos de los diseños para la reconstrucción de las iglesias de Londres, entre los que se daba la Catedral de S. Paulo que se inició en 1675.
