Recibe el nombre de armisticio el gesto a partir del cual, en una guerra, las partes en conflicto se comprometen a dejar de luchar. No es necesariamente el final de la guerra, ya que dicha propuesta sólo puede significar el cese de las hostilidades, mientras es hecho un intento de negociación de paz de forma permanente. El término tiene su origen en la palabra latina ‘arma’ que significa armamento y ‘statium’ que significa paralización.
Las propuestas de paz denominadas tregua o alto el fuego se refieren generalmente a una interrupción temporal de las hostilidades durante un plazo acordado limitado o dentro de un área limitada, es decir, no es permanente ni disuelve el conflicto. La tregua puede ser necesaria a fin de negociar un armisticio; el armisticio se puede entender así como el modus vivendi y no como un tratado de paz, que sería un documento formal que depende de la diplomacia y de aciertos formales y cuya conclusión (o no) puede llevar años en ser alcanzada. Un ejemplo famoso de armisticio que paralizó un conflicto, pero que no creó un clima para la celebración de un tratado de paz, es el de la Guerra de Corea (1950-1953). Ya que en ese caso ningún tratado de paz fue hasta hoy celebrado, Corea del Norte y Corea del Sur se encuentran en lo que técnicamente se conoce como ‘Estado de beligerancia’, es decir, un estado de alerta contra cualquier posible retomada del conflicto en alguno de los lados.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a menudo impone o trata de imponer resoluciones para el alto el fuego entre las partes en los conflictos modernos. Los armisticios son siempre negociados entre las propias partes y son generalmente vistos como instrumento vinculativo (es decir, que establece un compromiso) en comparación a las resoluciones de cese el fuego no obligatorias de la ONU a la luz del derecho internacional moderno.
El aspecto clave en un armisticio es el hecho de que toda la lucha termina sin la rendición de ninguno de los lados. Esto está en contraste con la llamada ‘entrega incondicional’, que es una rendición sin condiciones impuestas, salvo aquellas previstas por el derecho internacional.
El 11 de noviembre es dedicado al probablemente más famoso evento de los armisticios. En este día se conmemora el armisticio firmado entre los Aliados de la Primera Guerra Mundial en la ciudad de Compiègne (Francia), que resultó en el cese de las hostilidades en el frente occidental. Entró en vigor a la decimoprimera hora del decimoprimer día del decimoprimer mes de la mañana de 1918. A pesar de la fecha marcar el fin de la guerra en el frente occidental, las hostilidades prosiguieron en otras regiones, especialmente en partes del antiguo Imperio Ruso y del antiguo Imperio Otomano.
