Armadillo (Dasypodidae)

El armadillo o dasipódido tiene una distribución geográfica muy restringida limitándose a Estados Unidos, México, Centro América, Sudamérica hasta el norte de Argentina, Antillas y Trinidad y Tobago. La mayoría de sus especies se encuentran extintas.

Este animal, de aproximadamente 50 cm y 1,2 kg, presenta como una de sus principales características la capacidad de cerrarse en forma de una bola al sentirse amenazado, lo que sirve para proteger las partes suaves de su cuerpo contra los depredadores. Esa capacidad fue lo que dio origen a su nombre popular. Se distingue también la presencia de cinco uñas en las patas anteriores, principal diferencia entre Tolypeutes tricinctus y otra especie del mismo género, la T. matacus.

Durante el periodo de apareamiento, una misma hembra es vista acompañada por más de un macho. Las hembras generan uno o dos crías por nidada, naciendo los mismos completamente formados.

El armadillo tiene, principalmente, una vida nocturna y se alimenta de hormigas y termitas, consumiendo también gran cantidad de arena, cáscaras y raíces junto al alimento. El animal excava el agujero y utiliza como escondrijo para su protección. Por utilizar como principal estrategia de defensa la fuga en busca de busca de guaridas y el enrollamiento sobre sí mismo, se vuelve más vulnerable ante la caza de depredadores y humanos.

Actualmente, la especie se considera amenazada y es vulnerable a extinción. Se encuentra presente en la Red List de especies amenazadas realizada por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) en su informe de 2007. Corre un alto riesgo de extinción a medio plazo.

La pérdida y fragmentación del hábitat y caza son las principales amenazas para la especie. Sus poblaciones fueron diezmadas ampliamente en el pasado, principalmente debido a la cacería de subsistencia humana.

Curiosidades

Con la intención de difundir información sobre las especies y para llamar la atención de la población sobre la necesidad de conservación de especies, una campaña mundial hizo que se volviera mascota de la Copa del Mundo de 2014. La publicidad consiguió su objetivo y fue escogida como mascota en 2012, ganando el nombre de Fuleco, resultado de la conjugación de las palabras fútbol y ecología.

La asociación pretende lograr la movilización de FIFA de los patrocinadores para esa cuestión ambiental, contribuyendo a la reducción del riesgo de amenaza de extinción de la especie.