Ares – Marte en la mitología romana – era el dios de la guerra. Adoraba la carnicería y ver la sangre fluir. Hijo de Zeus y Hera, mantenía una estatura colosal y combatía a pie, lanzando gritos terribles.
Ares siempre utilizaba armadura, lanza y casco, y tenía como escuderos los demonios Deimos (el temor) y Fobos (el terror). Ares se unió a muchos mortales y tuvo varios hijos, todos ellos muy violentos, como los dos mencionados anteriormente. Eris (la discordia) y Ernie (diosa de la guerra) también fueron parte de la comitiva de Ares.
El dios Ares tomó parte en la Guerra de Troya. Una vez, tratando de ayudar al héroe troyano Héctor, atacaron al héroe aqueo Diomedes, pero Atenea (que protegía a los griegos) y era invisible porque llevaba el casco de Hades, desvió la lanza y dio la oportunidad a Diomedes de herir al dios de la guerra.
Herido, Ares lanzó un grito ensordecedor, escuchado por todos los combatientes y huyó al Olimpo, donde Zeus trató de curarlo. Todavía en la lucha de los dioses, que fueron divididos favor y en contra de los troyanos, Ares entró en peleas a puñetazos con Atenea.
Cicno, hijo de Ares, era un ladrón y asesino que asaltaba a los viajantes y los mataba ofreciéndolos en sacrificio para el padre. Heracles lo mató y Ares intentó vengarse de él, pero el héroe, con la ayuda de Atenea, se sobrepuso e hirió al dios en el muslo forzándole a retirarse de nuevo al Olimpo.
Pentesilea, reina amazona, era también la hija de Ares. Durante la guerra de Troya, fue muerta por Aquiles y Ares quiso vengarse, pero Zeus se lo impidió con sus rayos y explicó que el destino lo había decretado así.
La creación del Areópago, el tribunal situado en la colina del mismo nombre, en Atenas (donde San Pablo predicó a los griegos de acuerdo con el Nuevo Testamento), está relacionado con Ares. Allí, el dios de la guerra mató al hijo de Poseidón que estaba tratando de agredir a una de las hijas de Ares. Poseidón, a continuación, reunió a los otros dioses en aquel lugar donde creó un tribunal para su juicio.