Desde la Roma republicana, el imperio ampliaba su estatus económico a través de la constante adquisición de tierras y esclavos. Mediante la combinación de estas dos prácticas, los romanos garantizaron productos agrícolas y manufacturados a bajo precio con márgenes de beneficio muy significativos. Según algunas previsiones, la economía romana, hasta el final de la República, tenía una gran población con más de dos millones de esclavos.
Con el advenimiento del siglo III, toda la situación de prosperidad y expansión terminó por el gran tamaño alcanzado por el territorio, los altos costos involucrados a la aplicación de las anexiones de otros y la presión constante ejercida por la población conquistada y vecinas. En esta situación, el gobierno de Roma se limitó a reforzar las fronteras que ya estaban en su área. Por lo tanto, el flujo de esclavos que abarataba los costos y ampliaba los lucros dejaba de tener la misma fuerza.
Además, observamos que la política romana hacia los pueblos conquistados también tuvo un gran papel en la crisis de la esclavitud. Con el tiempo, muchos de los pueblos conquistados alcanzaron los derechos reservados a los ciudadanos romanos. Más que estimular una igualdad ante la ley, la postura tolerante frenaba el proceso de obtención de más esclavos. Así pues, había factores administrativos y militares favoreciendo la escasez de mano de obra en los dominios romano.
Explorando otras argumentaciones, también podemos entender la presencia de una fuerte relación entre la crisis de la esclavitud y la propagación de los ideales cristianos en el mundo romano. Tener la libertad era un don de orden divino. Muchos romanos convertidos a la nueva religión creían que alcanzarían la salvación espiritual con la liberación de los esclavos. También vale la pena recordar que muchos esclavos se convirtieron a la religión, integrando valores contrarios a la sociedad romana.
Con el tiempo, vemos que la crisis que ya se configuraba, se incrementó en la medida en que los grandes terratenientes pasaron a ver que el mantenimiento de una gran población de esclavos se volvía económicamente inviable. De este modo, muchos aristócratas comenzaron a dividir sus tierras en pequeñas parcelas que fueron arrendadas por plebeyos salidos las ciudades o de los esclavos que obtuvieron su libertad.