La ansiedad es algo inevitable e intrínseco al ser humano. Es una respuesta instintiva, básica y natural de ciertos factores ambientales y psicológicos, arraigados en su propia existencia humana. Las experiencias de ansiedad tienden a centrarse alrededor de acontecimientos reales o imaginarios y sensaciones. Los trastornos de ansiedad se asocian con síntomas cognitivos (dificultad de concentración y razonamiento, bloqueo, miedo de perder el control), afectivos (irritación, impaciencia, nerviosismo), conductuales (evitación, fuga, hiperventilación) y fisiológicas (taquicardia, palpitaciones, pérdida de apetito).
La ansiedad en pruebas y exámenes es un problema actual y creciente para un gran número de estudiantes de diferentes niveles de educación.
Los estudiantes que exhiben este tipo de ansiedad tienen un alto autoenfoque, baja autoestima, bajo nivel de aspiración, atribución del éxito a causas internas (por ejemplo, la capacidad), tienen una actitud negativa a tareas de resolución de problemas y una tendencia para cambios atípicos de expectativas después de experiencias de fracaso.
Los individuos con alto nivel de ansiedad obtienen menor nivel de rendimiento que los individuos con baja ansiedad en situaciones de evaluación de estrés porque son incapaces de focalizarse en un tema o asunto específico durante un periodo continuo, una vez que la atención de estos está involuntariamente focalizada en el medio a fallar. Este foco impide la ocurrencia de pensamientos reflexivos, debido al hecho de que el individuo está utilizando una parte significativa de su capacidad cognitiva en la búsqueda de amenazas, quedando la parte disponible para atender a las otras exigencias gravemente limitada.
Antes de la finalización de los exámenes ya la ansiedad es elevada porque los individuos se muestran con poca confianza en sus aptitudes y en sus competencias para obtener buenos resultados. Las pruebas académicas y el fracaso están íntimamente asociados, siendo el fracaso encarado por el individuo ansioso como un déficit personal, que frente a los amigos y la familia será visto como una desgracia y una decepción. La atención del individuo está por tanto centrada en sus fragilidades y debilidades, siendo olvidadas las realizaciones positivas y otras habilidades.
Durante la prueba existe es una preocupación con las brechas de conocimiento y con la probabilidad de que se produzcan cuestiones referidas a asuntos desconocidos o no suficientemente aclarados. Cuando el individuo observa la prueba ve las exigencias como superando sus recursos intelectuales disponibles, lo que conduce a una situación de bloqueo en que la información que era familiar queda inaccesible.
En el periodo siguiente a la terminación de las pruebas, las personas con alta ansiedad atribuyeron los resultados a factores internos y predominantemente estables (por ejemplo: soy incompetente) o causas externas y tiempo inestable (por ejemplo, la dificultad de la prueba), al paso que los individuos con bajos niveles de ansiedad atribuyen el fracaso esencialmente a factores internos más inestables (por ejemplo, falta de estudio).
Atendiendo a todo lo que fue referido se puede concluir equivocadamente que la ansiedad solamente tiene el efecto de inhibir o erosionar la capacidad del individuo para su correcto funcionamiento. En realidad, la ansiedad hasta un cierto nivel es necesaria para aumentar el nivel de desarrollo y aumentar la participación en la tarea.