El caso Klingenberg, como llegó a ser conocido, dio lugar a varios estudios e investigaciones científicas y de naturaleza teológica. Sirvió de inspiración para la película El exorcismo de Emily Rose. Anneliese Michel nació en Leiblfing, Baviera, en Alemania, viviendo con sus 3 hermanas en la pequeña localidad de Klingenberg am Main. Hija de Anna y Joseph Michael, la familia era muy religiosa y tuvo importante influencia sobre Anneliese.
En 1968, a la edad 16 años, Anneliese comenzó a exhibir síntomas y comportamientos que fueron diagnosticados como epilepsia combinado con un cuadro de esquizofrenia. Por la noche, su cuerpo se volvió rígido, sintiendo un peso enorme sobre su pecho y una incapacidad para el habla. Fue internada en el hospital psiquiátrico de Mittleberg donde permaneció durante un año. Al salir, concluyó sus estudios y se matriculó en la Universidad de Wurzburg, donde estudió pedagogía. Incluso en ese momento, ella confesó escuchar voces amenazantes visiones aterradoras, comenzando a atribuirse a sí misma una posesión diabólica. Como los médicos no hallaron explicación para sus síntomas, sus padres, afanados en la religión, consideraron la posesión del mismo diablo.
Anneliese comenzó a tener visiones de caras demoníacas durante sus oraciones diarias y no podía soportar los lugares y objetos sagrados. Sus síntomas psicológicos llevaron a una profunda depresión. A lo largo de este periodo fue tratada con medicamentos psicotrópicos. La medicación no surtió los efectos previstos ni evitaron las crisis de convulsiones. No consiguieron hacer desaparecer las voces y alucinaciones, cada vez más frecuentes en su cabeza.
En 1973, los padres de Anneliese acuden al ámbito religioso para hacer un exorcismo, aunque tal acto fue denegado. Todo ello pese a la creencia del padre Ernest Alt y su convencimiento de que cumplía todas las condiciones para la realización del exorcismo de acuerdo con el Rituale Romanum.
En ese momento, Anneliese atacaba, golpeaba y mordía a todos los miembros de su familia, dormía en el suelo, se alimentaba de moscas, arañas y bebía su propia orina. Ella podía ser escuchada gritando mientras destruía crucifijos, imagenes cristianas y rosarios. Comenzó también una fase mental de auto-mutilaciones, se desnudaba y hacía sus necesidades orgánicas por la casa. En 1975, el obispo de Wurzburg, finalmente permitió la realización de exorcismo. En el rito del exorcismo, el sacerdote debía llevar una Biblia, hacer la señal de la cruz, bendecir a la persona y rociar agua bendita. Las sesiones de exorcismo duraban horas, días o incluso meses.
Se realizaron 67 sesiones de exorcismo documentadas en 40 cintas de audio. Anneliese manifestó voces masculinas y, de acuerdo a las creencias religiosas, parecía estar dominada por al menos seis poderosos demonios: Lucifer, Caín, Judas, Nerón, Hitler y Fleichmann, un sacerdote que cayó en desgracia. Los tratamientos psiquiátricos de la época no tuvieron efectos.
Durante el periodo de exorcismo y todavía bajo efecto de diversos medicamentos, ella relata que tuvo un sueño con la Virgen María, que le habría dado la opción de ser liberada de su sufrimiento, o continuar su martirio para que todas las personas conocieran las acciones demoníacas y su existencia. Anneliese eligió la segunda opción. El 1 de julio de 1976, el día en que Anneliese había premeditado el final de su enfermedad, murió mientras dormía a la medianoche, falleciendo a los 23 años de edad.
La autopsia reveló la desnutrición y la deshidratación como causa de la muerte debido a la insuficiencia de órganos (su cuerpo en este momento pesaba unos 30 kilos). Poco después de la noticia de la muerte, las autoridades abrieron una investigación donde los fiscales culparon al sacerdote y a los padres de Anneliese de homicidio causado por negligencia médica. El caso Klingenberg, comenzó el 30 de marzo de 1978. Durante el juicio, muchas teorías de la acusación y la defensa fueron expuestas, revolviendo profundamente el sentir de los religiosos.
Al final del proceso, los padres de Anneliese y el sacerdote, fueron proclamados culpables de negligencia médica y se les dio una sentencia de seis meses de libertad condicional bajo fianza. Hoy en día, la tumba de Anneliese Michel se convirtió en un lugar de peregrinación para los cristianos que la consideran una devota que experimentó sacrificios extremos para posibilitar la salvación espiritual de numerosas personas.