Las anfetaminas son sustancias simpaticomiméticas que tienen la estructura química básica de la beta-fenetilamina. Bajo esta designación, hay tres categorías de medicamentos sintéticos difieren desde el punto de vista químico. Las anfetaminas, propiamente dichas, son la dextroanfetamina y la metanfetamina. La anfetamina es una droga estimulante del sistema nervioso central, provocando un aumento de las capacidades mentales y físicas. A menudo son llamadas de speed o cristal.
Cuando están en forma pura tienen la apariencia de cristales amarillentos con sabor amargo. Sin embargo, también se pueden encontrar en forma de cápsulas, comprimidos, en polvo (generalmente de color blanco, pero también pueden ser de color amarillo o rosa), tabletas o líquido. Las anfetaminas cuando se venden ilegalmente, se pueden mezclar con otras sustancias, que las hacen muy peligrosas. A veces se llaman de ‘droga sucia’, ya que su pureza puede ser sólo del 5%.
Por lo general, se consumen por vía oral, intravenosa (diluido en agua), fumadas o aspiradas (polvo). La forma menos perjudicial del consumo de anfetaminas es engulléndolas (no mezcladas con alcohol). La inhalación daña las mucosas de la nariz e inyectar es la forma más peligrosa de usar esta o cualquier otra droga, dado que aumenta el riesgo de sobredosis y de problemas físicos o contagio de enfermedades.
Las anfetaminas estimulan el sistema nervioso, actuando en la norepinefrina, un neurotransmisor. Los sistemas dopaminérgicos y serotonérgicos son también afectados. Imitan los efectos de la adrenalina y la noradrenalina – permiten al cuerpo efectuar actividades físicas en situaciones de estrés.
Se han utilizado principalmente para el tratamiento de la obesidad, ya que promueve la pérdida de apetito. También se ha utilizado ampliamente para tratar la depresión, la epilepsia, la narcolepsia y el daño cerebral en los niños de Parkinson. Fueron producidos para la comercialización de diversos productos: Benzedrina, Bifetamina, Dexedrine, Dexamil, Metedrina, Desoxyn, Desbutal, Obedrin y Amphaplex.
¿Cuál es el origen de las anfetaminas?
La anfetamina surgió en el siglo XIX y fue sintetizada por primera vez en Alemania por Lazar Edeleanu en 1887. Cerca de 40 años después, la droga comenzó a ser utilizada por los médicos para aliviar la fatiga, agrandar los conductos nasales y bronquiales y estimular el sistema nervioso central. En 1932, se introdujo en Francia la primera versión comercial de la droga, bajo el nombre de Benzedrina, en forma de polvo para inhalación. Cinco años más tarde, la Benzedrina llegó en forma de píldora; se estima que se han vendido más de 50 millones de unidades en los tres primeros años después de su introducción en el mercado.
Hoy en día, la anfetamina es prohibida en varios países, entre ellos España. En algunos países europeos la sustancia fue prohibida por completo y se encuentra de forma clandestina en el mercado negro de la droga. Algunos usuarios son mujeres que usan el medicamento para la pérdida de peso.
En Europa, el escenario es la expansión de los mercados ilegales de metanfetamina, y Portugal es uno de los países que comunicaron la incautación de estos laboratorios de drogas, junto con Austria, Bielorrusia, Lituania, los Países Bajos y Polonia. Estos ataques demuestran que la actividad ilícita de metanfetamina se puede propagar en la región.
Efectos de las anfetaminas
La anfetamina puede causar hiperactividad y una gran necesidad de movimiento, que puede estar asociada con un aumento de la atención y la concentración (de ahí su uso por los estudiantes). Al mismo tiempo, la persona puede perder el sueño y el hambre. El estado de excitación nerviosa, euforia, locuacidad y un mayor grado de confianza puede resultar en una disminución de la autocrítica.
Sin embargo, los efectos positivos se vuelven negativos en forma relativamente rápida, y la persona experimenta la fatiga, la depresión, la apatía o la agresividad (ocasionalmente). Los efectos duran de 6 a 12 horas.
Riesgos de las anfetaminas
El consumo de anfetaminas puede causar sed, sudoración, deshidratación, diarrea, taquicardia, aumento de la presión arterial, náuseas, sensación de malestar, dolor de cabeza, mareos, vértigo y trastornos del sueño. A menudo se acentúan los movimientos y surgen tics anormales o movimientos estereotipados de la mandíbula. En los casos de pérdida de apetito debido al uso constante de las anfetaminas, puede haber el riesgo de desarrollar anorexia nerviosa, la desnutrición e incluso la muerte.
El uso crónico puede conducir a la pérdida de peso severa y agotamiento, disminución de la resistencia a las infecciones, dolor de testículos y tamaños voluminosos, temblores, ataxia, alteraciones del ritmo cardíaco, dolor en los músculos y articulaciones. También puede causar insuficiencia cardíaca repentina, por ejemplo en el caso de los atletas dopados.
Es posible la aparición de una reacción tóxica en el cuerpo – psicosis anfetamínica – longitud variable (hasta un par de semanas), que se caracteriza por irritabilidad, hiperexcitación, insomnio, temblor, alucinaciones e incluso la muerte en casos extremos. Se confunde a menudo con la esquizofrenia.
La sobredosis puede causar agitación, alucinaciones, aumento de la temperatura corporal, taquicardia, náuseas, vómitos, calambres en el abdomen, dolores en el pecho, insuficiencia respiratoria y cianosis, el aumento de la circulación sanguínea, dificultad para orinar, pérdida de conciencia, convulsiones y muerte.
Las personas con problemas cardíacos, presión arterial alta, enfermedad mental, ansiedad y ataques de pánico o que toman medicamentos recetados, como los inhibidores demonoaminooxidasas, betabloqueantes y antidepresivos, están en mayor riesgo cuando toman anfetaminas.
Tolerancia y dependencia química de las anfetaminas
La tolerancia se desarrolla rápidamente y suele ser grande. Hay una adicción física real, pero también hay una dependencia psicológica. En los casos de consumo continuado, que resulta en gran agotamiento y depresión, estos efectos pueden ser compensados por la recuperación del consumo, creando una especie de imitación de dependencia física.
Síndrome de abstinencia del consumo de anfetaminas
Los síntomas del síndrome de abstinencia no son muy intensos. Se puede notar letargo, fatiga, apatía, somnolencia, insomnio o hipersomnia, depresión, dolores musculares. Irritabilidad, trastornos del sueño y la ideación suicida, que pueden persistir durante meses.
El uso de anfetaminas por los estudiantes
Aunque no hay estudios sobre la educación secundaria, algunos estudiantes recurren al uso de estimulantes como las anfetaminas para ayudar a mejorar su rendimiento en los exámenes.
Sin embargo, en este campo, la droga se puede dividir en dos tipos: inofensivos, suplementos de vitaminas (como Cerebrum) y las peligrosas anfetaminas o sustancias similares.
El metilfenidato, sustancia de prescripción similar a la anfetamina, está presente en medicamentos como Ritalin, Concerta y Rubifen, Pridana, Piracetam, Modiodal, Piradetam, y pastillas de Guaraná.
Estas sustancias, cuando se consumen en exceso, pueden causar psico-esquizofrenia. Aunque perjudicial para la salud, estas sustancias proporcionan un nivel más intenso de adrenalina, aumenta la capacidad de estar varias horas en alerta para estudiar y acelerar las capacidades cognitivas. Los estudiantes llegan a recurrir a la utilización de estas sustancias porque sienten demasiada presión, lo que les lleva a recurrir a medios legales e ilegales en intentar conseguir buenos resultados a cualquier precio sin tener en consideración los riesgos de salud que contrae su consumo a corto y largo plazo.