Los alcanos son simples enlaces entre átomos de carbono y cadena abierta.
Son también llamados hidrocarburos parafínicos o parafina; este término proviene del latín parum (pequeño) y affinis (afinidad) que explica por qué los alcanos no son reactivos. Como son compuestos constituidos exclusivamente por carbono e hidrógeno, forman una serie homóloga de fórmula general CnH2n +2, el primer miembro es el metano (CH4).
La estructura física de los alcanos es de cadena carbónica acíclica (alifática), saturada y homogénea, es decir, cadena abierta que presenta simple entre átomos de carbono.
Los alcanos se presentan n condiciones ambientales en forma sólida, líquida o gaseosa, dependiendo del número de átomos de carbono. Los alcanos de cadena normal son los siguientes:
- 1-4 carbonos: gases.
- 5-17 carbonos: líquidos.
- 18 o más carbonos: sólidos.
Los alcanos puros son incoloros; los gaseosos y los sólidos son inodoros; los líquidos tienen olor característico (gasolina, por ejemplo).
Los alcanos son todos no polares. De este modo, son insolubles en disolventes fuertemente polarizados, como el agua, pero son solubles en solventes no polares como el benceno, y en solventes débilmente polarizados, como el alcohol.
Los compuestos de cadena abierta como el alcano, fueron nombrados alifáticos (del griego aleifatos = grasa) para recordar su naturaleza grasosa.
Los alcanos se encuentran en la naturaleza, donde podamos extraerlos y purificarlos. Existen principalmente en petróleo, gas natural, petróleo de esquisto (capa de roca sedimentaria) y en cera. Se utilizan, entre otras aplicaciones, como materia prima para la preparación de muchos compuestos en la industria petroquímica y también como combustible.