El juego del ajedrez tiene su origen en la India y se originó en la tradición de la estrategia guerrera, la casta de los guerreros que inspiró la gran obra épica Bhagavad-guitá. El juego simboliza la lucha entre los gigantes Asura y los dioses Deva o entre el rey Wu-yi y el cielo, en una temática constante de lucha por el dominio total. Ese juego de estrategia se desarrolla sobre un tablero que simboliza el mundo con la luz y la sombra, o el Yang y el Yin, simbolizados por cuadrados negros y blancos. El tablero, con sus 64 casillas, es una especie de mandala, es decir, un cosmos simbólico donde las fuerzas se chocan o se equilibran, simbolizando también la existencia humana y las diferentes características del alma y la lucha interna que estas provocan.
La inteligencia y el rigor son las características más importantes para jugar al ajedrez, el juego que tanto representa la vida externa como la conciencia interior humana. Gran parte de las lenguas célticas tradujeron el juego del ajedrez por una palabra que significa la inteligencia de la madera. Según la mitología celta, este era un juego de reyes y dioses en que el mundo era disputado por hombres de gran poder y en que las reinas llevadas por los dioses como trofeos de guerra.
La estrategia utilizada por héroes mitológicos es la misma que cualquier ser humano debe utilizar para gestionar su interior, sus deseos, pasiones, amores y odios. La batalla tanto interior como la lucha de vida o la disputa entre los dioses, asume un gran control interior y exterior en los varios niveles de los seres y de la vida. Por otro lado, el juego del ajedrez también nos enseña que a veces es necesario perder para aprender a ganar. La alternancia del blanco y del negro, del día y de la noche, del bien y del mal, de la victoria y de la derrota, son una gran enseñanza sobre la realidad de la vida en constante cambio en la cual se desarrolla con altibajos, en un movimiento cíclico constante. Acumulativamente, el hecho de que, en el juego, cualquier movimiento de una parte afecta a otras simbólicamente alerta por las acciones en la vida y las respectivas reacciones en cadena en todo lo que se encuentra alrededor.
