La adolescencia es una etapa del desarrollo que no implica solamente cambios en la vida de los jóvenes, sino también de los padres. Independientemente de si la adolescencia atraviesa un periodo turbulento o no, hay cambios que necesariamente deben ocurrir cuando estas no suceden casi siempre es sinónimo de que algo no funciona bien.
Para los padres que se acostumbraron a ir con los hijos a todas partes, puede ser un golpe duro sentir que estos los ‘reemplazaron’ por sus nuevos amigos. El golpe será probablemente más duro cuanto más frágil se encuentra la relación de la pareja. Mantener a los hijos demasiado próximos a sus padres es a veces una estrategia inconsciente que la pareja utiliza para que no tengan que enfrentarse al desgaste de su propia situación entre ambos. La liberación del adolescente de esta situación puede conducir a uno de los padres a un proceso de ansiedad e incluso tristeza.
No hay ninguna duda de que el período de la adolescencia es mucho más fácil de manejar cuando los padres comprenden que pasarán a ser figuras de protección importantes, con un papel muy importante en la vida de su hijo en su camino hacia la vida adulta. Aceptar que el distanciamiento de los hijos es un proceso natural y deseable puede resultar el primer paso para garantizar el equilibrio familiar.
Un segundo paso crucial para evitar guerras interminables es comprender que las reglas no podrán ser las mismas que cuando niño. Si en la infancia los niños aceptan relativa y pasivamente las reglas definidas por sus padres, lo mismo no sucede en la adolescencia; de ahí la necesidad de incluir la negociación en esta nueva etapa de su vida. Negociar implica la existencia de ceder ante nuevos compromisos, con vencedores y vencidos.
El grupo social, como ya se ha mencionado, tiene una gran importancia en la vida de un adolescente y, por desgracia, el poder del grupo puede ejercer de una manera positiva o negativa. Estar atentos al grupo de amigos y con ejemplos concretos, demuestra lo importante que es aprender a decir no, especialmente en los momentos difíciles. Una actitud madura conducirá a asumir estrategias que pueden ayudar a impedir la entrada en laberintos de conflictiva salida.
Aunque racionalmente se comprenda todo el proceso, el hecho de cambiar el estatuto de madre o papa para un nivel más desplazado, de no poder continuar todos los pasos del adolescente y de sentir que podrán tomar rumbos indeseables, generará en sí sentimientos tales que en algunos momentos se puede cuestionar si los mayores cambios estarán ocurriendo en su vida o no.