En la búsqueda de combustibles alternativos menos contaminantes y renovables, el aceite vegetal se ha convertido en una gran opción. Esta sustancia es una grasa obtenida de especies de plantas, en particular de sus semillas. Las principales materias primas utilizadas para la producción son soja, ricino, palma, girasol, maíz, coco, semillas de lino, maní, etc.
Después del procesamiento, físico-químico, el aceite vegetal puede ser utilizado como un lubricante, aceite de cocina, producción de biocombustible, productos farmacéuticos y cosméticos, entre otros. Los aceites vegetales son insolubles en agua, sin embargo, son solubles en disolventes orgánicos, hecho que permite su uso en las industrias.
El aceite vegetal es muy común en las cocinas, pero también se puede utilizar como combustible, se utiliza puro o mezclado con gasóleo. Sin embargo, el vehículo de motor debe estar adaptado para recibir la sustancia. El aspecto positivo es que cuanto mayor es la cantidad de aceite vegetal en el combustible, menor será la emisión de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
En varios países se viene desarrollando una tecnología para reemplazar al petrgasóleo por aceite de palma. Los expertos dicen que después de las transformaciones químicas necesarias, con la palma de aceite se puede ofrecer diesel a una calidad excelente, y requieren de una pequeña zona para su cultivo, haciendo el proceso más barato.
A pesar de los muchos beneficios adicionales de utilizar aceite vegetal como combustible (emite menos contaminantes, es renovable, reduce la dependencia del petróleo…) hay varios opositores a tal evento. Las acusaciones principales son que los alimentos deben ser destinados a los pobres, y que este proceso daría lugar a algunos problemas ambientales: el agotamiento del suelo, la erosión, entre otros.