Comúnmente, el absolutismo se entiende como una forma de gobierno que llegó a superar las barreras del mundo feudal. La ascensión de los Estados Nacionales Absolutistas engloba una serie de factores que implica un cambio mucho mayor que el de un sistema socio-económico. Es cierto que, desde el siglo XI, con un repunte de los negocios en Europa, costumbres y prácticas de la Edad Media, se perdió terreno ante el inicio de un nuevo período histórico. Sin embargo, otros factores culturales, geográficos y la comprensión filosófica son importantes para entender el proceso.
Por lo tanto, no sólo fue el interés de la burguesía comercial que los Estados Nacionales fueron capaces de establecerse en suelo europeo. La llamada teoría del absolutismo, que surgió principalmente en el siglo XVI, sirvió también como base para que esta nueva forma de régimen político se pudiera establecer. Incluso la promoción de nuevas ideas, también entendemos que las teorías absolutistas no promovió una ruptura completa con algunos puntos de la sociedad feudal.
En el estado absoluto, la máxima autoridad estaba representada por la figura del rey, que en la mayoría de los casos era de origen noble. De esto, podemos demostrar que el dueño de la tierra noble, de gran alcance en el mundo feudal, también participó en los marcos de política de la edad moderna. Es importante recordar que los nobles en el Estado absolutista, disfrutaron de grandes privilegios, por ejemplo, la exención del impuesto, el diezmo.
Con todo lo descrito, hay que destacar el papel de la burguesía, que vio la unificación y la normalización en el espectro político-administrativo de una manera efectiva para ampliar su beneficio comercial. La política de descentralización, el pago de impuestos y la falta de una moneda feudal había limitado en gran medida los beneficios del comercio. Con la creación de un territorio unificado, donde sólo el Estado recaudaba impuestos, y había una moneda, era posible aumentar las ganancias de la burguesía.
Para la creación de los Estados y los intereses de la burguesía y la nobleza, también debían ser desarrollados un nuevo conjunto de valores culturales y las acciones que legitimasen el nuevo orden geopolítico. Por lo tanto, los Estados Nacionales trataron de definir su territorio, promovieron la creación de los símbolos nacionales, crearon una moneda única, y se establecieron con una lengua oficial y hasta recordaron los orígenes de las personas pertenecientes a esa nación. Otro factor importante en la construcción del Estados Nacionales fue la adhesión al nuevo poder de la Iglesia, proclamando el carácter divino del rey.
Por lo tanto, debemos entender que la formación de los estados-nación se trata de un proceso lento y gradual. Las monarquías nacionales en Europa se acercaban a un costo de varias batallas y tratados que le dará la estabilidad necesaria para este tipo de gobierno. Entre otras batallas, podemos destacar la guerra de la Reconquista, que expulsó a los árabes de la península ibérica, y la Guerra de los Cien Años, que marcó las disputas territoriales entre Inglaterra y Francia como ejemplos de los conflictos que marcaron la formación de las monarquías nacionales.
