Ni a picaro descalzo, ni a hombre callado, ni a mujer barbada, no le des posada.
Al primero, porque carece de medios para pagar el alojamiento; al segundo, porque esconde sus verdaderas intenciones, y a la tercera, por resultar desagradable su aspecto varonil. En sentido general, este refran aconseja observar cautela antes de dar alojamiento a toda persona extraña.
En Básico
En Filosofía
En Historia
En Lengua
En Tecnología
En Varios
Pirámide alimenticia
1166023Capitalismo industrial
284827Consecuencias de terremotos
277659