Alquimia es un conocimiento muy antiguo que siempre ha estado presente en una forma u otra en la historia de la humanidad. Estudiada desde el antiguo Egipto y Mesopotamia, la alquimia se consolida en la Europa medieval con una serie de prácticas con las cuales podemos identificarlas hasta hoy.
Son de esta época la idea de la piedra filosofal, transmutación de un elemento en otro, el ejemplo de la bien conocida práctica vinculada a la alquimia para convertir plomo en oro y el elixir de la larga vida e inmortalidad.
Las enseñanzas de la alquimia, en general, se transmiten por vía oral y por una literatura muy particular con un lenguaje esotérico, repleto de símbolos y significados ocultos que solo los más experimentados en la materia de la alquimia llegan a descifrar.
La alquimia puede entenderse entonces como una ciencia mística preocupada en comprender la naturaleza, los elementos que la componen, la relación que existe entre ellos y la influencia que hay para los seres humanos. Entendimiento que busca encontrar formas de transformar al hombre en un ser más perfecto o sabio.
La química actual, desciende de las prácticas de la alquimia. La química aparece en la Edad Moderna cuando los conocimientos adquiridos durante milenios por la alquimia comienzan a ser organizados de manera más racional y científica, bajo la influencia del espíritu de la época, que comienza a ver el conocimiento cartesiano-científico como el único correcto.
La alquimia puede considerarse, por lo tanto, una clase de química de la antigüedad o la edad media; y química, a su vez, puede ser encarada como una alquímica estrictamente lógica y científica.
Alquimia mental
Los aspectos materiales de la alquimia hoy son más comúnmente recordados por el ciudadano común cuando hacemos a la referencia de la palabra ‘alquimia’; y en los medios académicos ‘alquimia’ tiende a verse como una superstición medieval.
El carácter oculto e impopular de la alquimia se lleva a cabo por las persecuciones que sufrieron por el dogma católico medieval que veían herejía en todo lo que no estuviese conforme a lo establecido en las Sagradas Escrituras; y se da por la indiferencia y crítica que la alquimia recibe a partir de la Ilustración, donde una visión de mundo racional pasa a predominar y las cuestiones de cuño más metafísico y esotéricos son relegadas al segundo plano o renegadas completamente.
Pero, a diferencia de lo consagrado por el sentido común, la alquimia moderna, es mucho más la búsqueda por una transformación mental que material. Ella es en realidad una búsqueda por transmutar al hombre vulgar, ignorante, en un sabio, virtuoso, que conoce los misterios de esa y de otras vidas. Actualmente la alquimia está más preocupada en transformar pensamientos negativos en positivos, por ejemplo, convertir el plomo en oro.