Origami es el antiguo arte japonés que consiste en crear objetos y formas a partir del plegado de papel. La palabra deriva del japonés ori (doblar) y kami (papel), siendo que al juntar ambas la pronunciación queda como ‘origami’.
En general, la técnica utiliza el doblado de un pedazo de papel cuadrado, sin cortarlo, cuyas caras pueden ser de colores diferentes. Sin embargo, la cultura del origami japonés desarrollada desde el periodo Edo no es tan restringido, pues muchas veces el papel es cortado durante la creación del modelo, o utilizada otras formas de papel como la rectangular, circular, etc.
De acuerdo con la cultura japonesa quien hiciese mil origamis tendría un sueño cumplido. Los estudiosos creen que el origami haya nacido junto con el papel. Los primeros registros del surgimiento del papel vienen de China, en el año 105 d.C. A partir del siglo VII los monjes budistas llevaron el método de fabricación del papel para otros países asiáticos, siendo uno de ellos Japón, donde el arte importado junto con el papel se desarrollaría. El arte se popularizó en la proporción que el papel se volvía menos caro, debido al desarrollo de métodos más simples para su creación.
En el curso de los siglos no hubo instrucciones para crear modelos de origami, éstas fueron transmitidas oralmente de generación en generación.
En el siglo VIII, los pliegues se convirtieron en parte de ceremonias sintoístas, religión oriental, representando deidades veneradas por los japoneses.
Desde 1876, el origami llegó a las escuelas japonesas como parte de la educación de los niños. Algunos de los formatos de plegado más famosos aparecen hasta finales del siglo XIX. Los animales, representaciones más populares del origami, tienen en su gran mayoría una simbología especial.
