La contaminación del aire, suelo y agua, la destrucción de los bosques y la intensificación de la erosión son ejemplos de los impactos ambientales de la minería.
La actividad minera es muy importante en términos económicos, es una gran fuente de generación de empleo e ingresos, y contribuye a la producción de materias primas y recursos minerales que trabajan en la economía en general. Sin embargo, en muchos casos, esta práctica presenta algunos problemas para el medio ambiente, altamente perjudiciales, que causan daños muy significativos.
Entre los principales impactos ambientales causados por la minería, podemos destacar el daño causado a menudo al suelo y al relieve. En las áreas de implantación de minas para la explotación de los yacimientos, muchas veces, se da inicio a procesos erosivos, que pueden intensificarse después del fin de la explotación de la región, pues, en muchos casos, las empresas mineras no realizan las reparaciones necesarias sobre el extracto superficial.
Otro grave impacto ambiental generado por la minería es la devastación de los bosques, pues, para que el proceso de extracción de minerales suceda en determinadas áreas, una gran parte de la vegetación local debe ser eliminada. La ausencia de árboles, a su vez, puede intensificar la degradación del suelo, provocando ciclos erosivos a gran escala.
La contaminación generada por la minería es también un grave problema ambiental que enfrentan en el ámbito de esta actividad. Se presenta en varias formas: la contaminación del aire producida durante la quema de los bosques; el depósito, la fuga o descarte irregular de sustancias tóxicas que pueden contaminar los cursos de agua y las aguas subterráneas; la quema del mercurio metálica al aire libre; entre otras.
El mercurio, por cierto, es uno de los mayores problemas en este contexto, ya que es una sustancia altamente tóxica utilizada en la minería para mezclar el oro y así separar las pepitas de los escombros agregados. Cuando se lleva a cabo esta mezcla, el mercurio tiene en una amalgama de oro, siendo retirada posteriormente y, casi siempre, descartado de manera incorrecta. La contaminación resultante de ese proceso es capaz de provocar la muerte de peces y también la proliferación de enfermedades para la población abastecida por los recursos hídricos contaminados.
Por lo tanto, antes de la intensificación de la minería en la región, es necesario tomar en consideración que los daños ambientales sean minimizados y tenidos en cuenta, pues los impactos generados pueden ser muy intensos y hasta irreversibles. Además, es necesaria una mayor fiscalización en cuanto a la ejecución de los procedimientos, combatiendo el descarte indebido de sustancias tóxicas y exigiendo la reconfiguración de los suelos, de la vegetación y de la superficie total que fue explotada tras el final de las actividades.