Varias reacciones se producen en el núcleo del Sol, lo que permite la producción de grandes cantidades de energía a través de la fusión nuclear. Durante este proceso, sucede la liberación de protones y electrones, que son atraídos y acumulados en otros campos magnéticos.
La alta concentración de protones y electrones pueden desencadenar una erupción solar, que se caracteriza por la liberación a través de una gran explosión de esas partículas sobrecalentadas. Por lo tanto, la radiación solar alcanza el campo magnético y la atmósfera terrestre. El ciclo magnético solar es de aproximadamente 22 años.
Las consecuencias de este fenómeno pueden ser desastrosas, como la destrucción de satélites, la interferencia en los servicios de telefonía, el corte del suministro eléctrico, daños a bienes de electrónica de consumo y otros conflictos. La tempestad solar también puede tener un efecto estético proporcionando bellos espectáculos luminosos naturales como la aurora boreal y la aurora austral.
Según los cálculos de la NASA, este fenómeno puede ocurrir en el 2013 debido a que el Sol entrará en un ciclo de alta actividad. En 1859, una erupción solar llegó a dañar las líneas telegráficas de los países europeos y los Estados Unidos de América (EE.UU).