Los alcanos tienen la propiedad de sufrir combustión. Un ejemplo de alcano que se quema con facilidad es el gas butano (presente en los encendedores de fuego). ¿Has notado lo fácil que es iniciar la combustión de este gas en un chisquero? Es suficiente que la piedra gire rápidamente y el oxígeno entre en contacto con el gas y allí está él, el fuego. La reacción sería la siguiente:
2 C4H10 + 13 O2 → 8 CO2 + 10:0 2 + calor
Tenga en cuenta que el contacto del butano (C4H10) con O2 en el aire produce calor. La reacción de combustión puede ser considerada una óxido-reducción, donde el alcano es el agente reductor (combustible) y el oxígeno el agente oxidante (comburente). Para que la reacción suceda es necesaria una energía de activación que es dada por la chispa producida por el movimiento rápido de la piedra.
Como la reacción es exotérmica (liberación de calor), es necesario tomar las precauciones oportunas al colocar alcanos en combustión, pues en este proceso puede ser producida una explosión.
Otros ejemplos de combustión de alcanos: quema de derivados del petróleo en general: quema de gasolina para mover los coches, quema de gas licuado del petróleo (GLP) para encender las llamas de estufas de gas, quema de parafina para iluminación de velas. En estos casos deseamos obtener la energía producida por la reacción.