Los hongos son organismos eucariotas (con células nucleadas) y hay especies unicelulares y multicelulares, respectivamente: levaduras y hongos cuyas células se impregnan en el exterior de la quitina, un polisacárido de nitrógeno.
Estos seres son heterótrofos (no sintetizan su propio alimento), incorporando los nutrientes necesarios a su metabolismo a través de la absorción de sustancias después de la digestión extracorpórea (saprobios), realizada por enzimas sintetizadas y secretadas sobre la materia orgánica contenida en el ambiente.
Los hongos pluricelulares presentan estructura formada por una malla filamentosa llamada de hifas, agrupadas formando un pseudo tejido denominado micelio, caracterizado conforme su distinción citoplasmática en:
- Hifas septadas – cuyas células son individualizadas, cada una con su núcleo.
- Hifas cenocítias – cuyas células son de apariencia anastomosada (concisa), formada por un citoplasma extendido y polinucleado.
El micelio asume tanto la función vegetativa como la reproductiva. La primera ofreciendo sustentación, crecimiento y obtención de alimentos, y la segunda, responsable por la producción de esporas (reproducción sexual), sin embargo pudiendo ocurrir de forma asexual, sea por gemación o fragmentación.
La respiración de los hongos puede ser aeróbica (en presencia de oxígeno) o anaeróbica facultativa, sobreviviendo en ambientes con baja oxigenación.
Sistemáticamente los hongos son clasificados en: Zigomicetos, Basidiomicetos, Ascomicetos y Deuteromicetos.
