Hay una muy variada gama de deportes, desde los colectivos a los individuales. Cuando un joven elige una actividad y participa en ella, está desarrollando intereses personales que pueden contribuir a largo plazo para que no surjan comportamientos desviados, como el consumo de drogas. La práctica de cualquier deporte implica la existencia del sentido de responsabilidad por el cumplimiento de los compromisos asumidos, en particular a la asiduidad y la puntualidad a los entrenamientos.
También presupone el establecimiento de metas personales (ingresar en el equipo principal, mejorar los tiempos, perfeccionar un salto, por ejemplo) y el intento de alcanzarlas. Esto implica persistencia y trabajo continuado. Si transferimos esas mismas competencias al ámbito académico, podemos ver que su desarrollo en esta área plantea una mayor eficacia en el estudio, estimando un mayor éxito académico.
Cualquier deporte colectivo también implica el desarrollo de habilidades sociales y trabajo en grupo. ¿Qué sucede cuando un compañero o adversario es insultado o agredido? ¿No es necesario hacer un equipo rentable y respetuoso? ¿Cómo se hace sino se desarrollan la disciplina, la tolerancia, la aceptación de diferencias, el espíritu de colaboración, de ayuda mutua, la participación en un esfuerzo colectivo para alcanzar un objetivo común?
¿Y en cuanto a deportes individuales? Además de las ventajas comunes a cualquier deporte, cada uno desarrolla habilidades específicas y puede incluso ayudar a resolver ciertos problemas. El karate y judo, por ejemplo, favorecen el desarrollo del autocontrol. Así se puede contribuir a la solución de problemas de agresión o falta de confianza en sí mismo. La natación casi no necesita de ver sus virtudes defendidas; exige una gran coordinación de movimientos y enseña a controlar la respiración, así como contribuir para la relajación.
La práctica regular del deporte es un hábito a adquirir desde la infancia. Si sólo se busca cuando el colesterol y el exceso de peso lo piden, costará mucho más adquirirlo. El estrés acumulado en la agitación del día a día encontrará también hay un poderoso antídoto. Por eso, los padres han de invertir en la práctica de deportes por los hijos a fin de apostar en el desarrollo de competencias que lo ayudarán en la vida académica y a una mejor salud física y mental, a corto y a largo plazo. Pero, cuidado, no sobrepasen los límites, no es necesario practicar todas las modalidades.
