Los primeros estudios de la arqueología datan de la época del Renacimiento, movimiento intelectual, artístico y literario producido en Europa en el siglo XVI que marcó la transición de la Edad Media a la Edad Moderna.
Este movimiento comenzado en Italia, a partir de los primeros humanistas, analizaba conceptos básicos y descripciones arqueológicas que culminaron en discusiones y polémicas actuales de la arqueología, generando, con el desarrollo de estos estudios, las suposiciones, los juicios, y una metodología de análisis y razonamiento que trata de comprender las diferentes etapas de la actividad humana en los tiempos antiguos.
Respaldado por intelectuales como Petrarca Francisco, la arqueología ha sido ampliamente difundida y cultivada por los artistas italianos durante el Renacimiento.
Importantes descubrimientos arqueológicos, como las antiguas ciudades italianas de Pompeya y Herculano (ambos enterrados en gruesas capas de ceniza y lava, como resultado de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.) y también el desciframiento de los jeroglíficos (escritura incomprensible e ilegible de las antiguas escrituras egipcias) por el investigador francés Jean-François Champollion, abrieron nuevas perspectivas en la arqueología.
A mediados del siglo XVIII, las excavaciones en Italia revelaron considerables hallazgos arqueológicos preservados por las capas de cenizas de la erupción del Vesubio.
La evidencia de los templos, plazas, calles, casas, manuscritos y objetos utilitarios en rollos de metales y otros materiales recuperados en las excavaciones habían consolidado nuevos estudios e investigaciones arqueológicas, una vez que a partir de esos elementos, fue posible reconstituir aspectos de las costumbres y estilos de vida de la Antigua Roma.
Las primeras discusiones sobre la prehistoria se iniciaron también en la época del Renacimiento, pero es sólo en el siglo XIX, a partir de la labor realizada por el investigador francés Jacques Boucher de Perthes, cuando se obtiene un impulso más científico.
Después de 1863, los temas centrados en la prehistoria se fortalecieron con base en los importantes descubrimientos arqueológicos (restos humanos) que surgieron en las excavaciones de Périgord (Francia).
Con el desarrollo de la ciencia europea del siglo XIX, se crearon museos y laboratorios de investigación que permitieron el análisis y la sistematización de las investigaciones científicas de esta naturaleza, aunque la arqueología únicamente alcanzaría su cúspide como ciencia en el siglo XX.
