A partir del año 350 a.C, una nueva civilización empezó a subir política y militarmente en el mundo antiguo. Macedonia bajo el reinado del rey Felipe II, se inició en un proceso de expansión territorial que rompería la hegemonía del mundo griego. Esta invasión fue posible gracias a la lucha interna constante que llevó a debilitar al ejército griego.
Siguiendo los pasos de su padre, el rey Alejandro Magno, siguió ampliando las zonas de Macedonia a Asia Menor, llegando a la India. Esta extensa área de territorio controlada por Alejandro Magno fue responsable de la formación del mundo helenístico. Esta región no sólo definía los límites del imperio macedonio, sino que también indica un conjunto de hábitos culturales y las prácticas institucionalizadas por el gobierno de Alejandría.
Siendo educado por el filósofo griego Aristóteles, Alejandro Magno entró en contacto con el conjunto de valores de la cultura griega. Por otra parte, sus incursiones en el Oriente también lo pusieron en contacto con otras culturas. Simpatizando con el conocimiento de diferentes culturas, el emperador Alejandro había actuado para combinar los valores occidentales y orientales. Este es el cambio que se había definido la cultura helenística. Una de las medidas más importantes adoptadas en este sentido fue la construcción de la ciudad de Alejandría en Egipto.
Con complejo arquitectónico detallado, la ciudad de Alejandría fue el hogar de una enorme biblioteca con una colección de más de 500.000 obras. Otro hábito se llevó a cabo por el emperador para promover el matrimonio de sus funcionarios y empleados con las mujeres de otras culturas. Con esto, Alejandro Magno trató de destacar su imperio mediante la transformación de su reinado en un campo de interpenetración cultural.
Con su muerte en el 323 a.C, la unidad territorial del imperio se había perdido. No dejando un sucesor directo al trono, los logros de Alejandro quedaron distribuidos por los generales. Esta situación resultó en un proceso de desintegración de los dominios en tres nuevos reinos de Macedonia. La dinastía ptolomaica gobernó Egipto, los antigónidas se quedaron con Macedonia y los seléucidas controlaron Asia.
La división en tres reinos había debilitado la unidad político-territorial preservada en los tiempos de Alejandro. Durante el siglo II a.C, los romanos comenzaron el proceso de expansión territorial, lo que resulta en el dominio del antiguo imperio macedonio.
