Jazz de fusión y evolución

0

jazz fusion

El jazz atravesó una dificultad de público y ventas a finales de la década de 1960. Las audiencias juveniles se encontraban a favor de la música de soul y de rock, mientras que los aficionados adultos se sentían ajenos a las abstracciones y falta de emoción de gran parte del jazz moderno. Los músicos de jazz se dieron cuenta de que para regresar a vencer al público debían extraer ideas de la música popular. Algunas de éstas provendrían del rock, sin embargo la mayoría tendrían su origen en los ritmos de baile y las progresiones de acordes de músicos de soul como James Brown. Ciertos conjuntos añadieron igualmente elementos musicales de otras culturas. Los ejemplos iniciales de este nuevo jazz de fusión están algo mezclados con otros subgéneros, sin embargo en 1970 Davis grabó Bitches Brew, un álbum de mucho éxito que combinaba ritmos soul e instrumentos electrónicos con un jazz sin pactos y muy disonante. No debe por ello asombrar que los epígonos de Davis hicieran algunos de los discos de fusión de mayor éxito de la década de 1970: Herbie Hancock, Wayne Shorter y el pianista austriaco Joe Zawinul (los dos últimos jefees del conjunto Weather Report), el guitarrista británico John McLaughlin y el brillante pianista Chick Corea con su conjunto Return to Forever. Por su parte, los músicos de rock comenzaron a integrar frases y solos de jazz sobre ritmos de rock. Entre estos conjuntos se encontraban Chase, Chicago y Blood, Sweat and Tears.

A lo largo de este mismo periodo otro discípulo de Davis, el pianista iconoclasta Keith Jarrett, alcanzó el éxito comercial mezclando instrumentos electrónicos y estilos conocidos. Sus representaciones de estándares conocidos y asuntos interesantes con un cuarteto, así como sus improvisaciones solistas al teclado, lo convirtieron en el más importante pianista de jazz coetáneo.

La década de 1980

A mediados de la década de 1980 los artistas de jazz utilizaban de nuevo una gran diversidad de estilos para públicos diferentes y distinguidas audiencias, y había un restaurado interés por el jazz serio (por disconformidad al de orientación pop). Uno de los interesados era el trompetista Wynton Marsalis, igualmente aclamado por sus representaciones de música clásica. Si bien el jazz continuó siendo en esencia un feudo de los músicos americanas, su público internacional floreció hasta el punto de que los músicos de otros países formaron un subconjunto cada vez más importante dentro del jazz en las décadas de 1970 y 1980; algunos de sus precursores son el guitarrista belga Django Reinhardt y el violinista francés Stéphane Grappelli. En España han destacado especialmente el pianista y compositor Tete Montoliú, y el saxo tenor y compositor Pedro Iturralde.