Ofrendas en Bali

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Pura Besakih, Bali

La continua religiosidad y las ofrendas efímeras han ejercido igualmente un importante papel en la perpetuación del arte religioso en la isla de Bali. Como en Birmania, en Bali hay literalmente miles de enclaves religiosos, sin embargo predominan los hindúes sobre los budistas. Hay templos que se veneran desde toda la isla mientras que otros están relacionados a las cooperativas de irrigación a pequeña escala. Muchos de estos templos, de los que hay por lo menos dos en cada pueblo, tienen el tejado en forma de gradas, semejantes a los de Birmania. El ciclo devocional en estos muchos templos jerárquicos se conduce por desemejantes almanaques. Los meses son lunares y el año sólo tiene 210 días. En cada uno hay días propicios y días poco favorables, y los ritos y ofrendas varían en cada caso. En cada templo se celebra igualmente una consagración o cumpleaños (odalan).

El acto se conmemora con una serie de ritos y celebraciones, en las que las telas desempeñan un importante papel. No únicamente van vestidos con tejidos especiales los sacerdotes, devotos y danzarines, sino que igualmente se engalana el templo. Las telas tienen la misión de comenzar el proceso de dar vida al templo para que reciba a los espíritus; las hay muy caras tejidas a mano y baratas estampadas a máquina. Al segundo conjunto pertenece un tejido que se encuentra en Bali por todas partes, el poleng de cuadros blancos y negros. Antaño, igualmente éste se encontraba tejido a mano y los cuadros blancos aparecían numerosas veces grises al transparentarse los hilos de la urdimbre; sin embargo, los cuadros de hoy, estampados mecánicamente, con tamaños que van desde muy grande hasta muy pequeño, no han perdido nada de su fuerza.

El contraste de blanco y negro en los poleng simboliza la bondad contra la maldad, y su amalgama recuerda la convicción balinesa de que la bondad jamás acaba con la maldad para siempre, y que, como manifiesta la danza del barong keket, lo ideal es armonizar las dos fuerzas. En la danza, el conflicto no queda resuelto de manera estable, ya que el bondadoso Barong no acaba con la malvada bruja Rangda, aunque sí suministra una estructura en la que la maldad es visiblemente reconocible y permite manejar la presencia de estas fuerzas en la sociedad.

En todo el Sureste asiático existen afinidades en las oraciones, en la demanda de ofrendas y en la renovación del entorno ritual; sin embargo, se observan grandes distinciones en la imaginería antropomórfica. Birmania y Bali son un buen ejemplo de este contraste. En Birmania, las imágenes van desde Buda a los nat. En Bali, se decoran los templos y se hacen ofrendas, sin embargo se deja vacío el cetro, que será ocupado por la esencia de los espíritus. Esto no tiene la voluntad de decir que las imágenes no tengan su lugar en el arte religioso balinés, pues existen bajo numerosas formas. A la entrada de los templos están representados sus guardianes en estatuas tanto antropomórficas como zoomorfas; en alguna de las capillas puede haber figuras ancestrales, femeninas y masculinas, que son bajadas para el odalan, o culto del cumpleaños. La danza es parte integrante de las ofrendas balinesas que, para que sean fructíferas, deben contar con la representación de figuras ‘vivas’. Igualmente en esto se aprecia el contraste con la Birmania budista, ya que en este país hace mucho tiempo que la danza quedó relegada a la corte y no se practica en los templos. Lo mismo ocurre en Java. Aquí, igual que en Bali, los tejidos, como el batik, constituyen una parte importante del arte de la isla, sin embargo, al contrario que en Bali, primordialmente están dirigidos a un uso regio más que religioso.

Igualmente en Bali se producen artículos perecederos para los incontables festivales de los templos. Para cada ocasión se hace una grande variedad de ofrendas artesanales, no de papel, sino de hoja de palma, de flores y de frutos, que se preservan los pocos días que dura el festival. Los propios templos balineses precisan una perseverante conservación, desde sus tejados de paja, hasta las liosas tallas desarrolladas en la blanda toba volcánica. Algunos templos cobijan antiguos objetos de piedra hindúes provenientes, en su mayoría, de los siglos XI al XIII; sin embargo los restos budistas del refugio rocoso de Goa Gajah son previos a este periodo del arte balinés denominado