En la década de 1960 apareció entre muchos arquitectos un sentimiento de desaprobación hacia el International Style, que había degenerado desde su pureza inicial hacia fórmulas que parecían monótonas y estériles. Una de las corrientes arquitectónicas que va a reaccionar contra la ortodoxia del racionalismo será la llamada posmoderna, asociada al movimiento filosófico del mismo nombre. El posmoderno en arquitectura no pretendió ser un movimiento conexionado, sino una serie de conductas individualistas que varían desde las tendencias neohistoricistas de Ricardo Bofill o de Óscar Tusquets hasta los extremados aspectos del deconstructivismo que practican Frank Gehry o Zaha Hadid, pasando por la ironía de Robert Venturi, Helmut John o Michael Graves. El polifacético Philip Johnson dio un espaldarazo a la corriente posmoderna con la erección del edificio AT&T (1982) de Nueva York, un rascacielos coronado por un frontón partido.
Ricardo Bofill es uno de los arquitectos españoles más conocidos fuera de su país. Una de sus conocidos obras es Les Colonnes, ubicada en París. La estructura de la fachada, interrumpida cada pocos metros por monumentales columnas de cristal, denota su cercanía a la corriente posmodernista.
En la última década en el ámbito arquitectónico han brotado desemejantes tendencias divergentes, como el deconstructivismo o el high-tech. Paralelamente, se ha recomenzado un proceso de revisión de los maestros vanguardistas, produciéndose la reactivación de los postulados del movimiento moderno. Esta tendencia se puede observar en la obra de muchos arquitectos, entre los que destacan el holandés Rem Koolhaas, el japonés Tadao Ando, el americano Richard Meier, el portugués Álvaro Siza Vieira y el español Rafael Moneo.
