Las vasijas decoradas de la Antigua Grecia

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Ceramica antigua grecia

Hacia el año 675 a.C. los pintores de cerámica de Corinto comenzaron a decorar las piezas con siluetas negras de figuras, generalmente animales desfilando, desarrolladas con formas redondeadas y acondicionadas en uno o varios pequeños frisos. Es el estilo denominado protocorintio. En el estilo corintio, que se desarrolló completamente hacia el 550 a.C. y del que se conservan muchos ejemplos, los vasos están colmados de figuras sobre fondos florales. En las vasijas se representan a menudo monstruos fabulosos, como la quimera que escupe fuego, una criatura con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón. Otros motivos orientales semejantes aparecen en las piezas cerámicas encontradas en Laconia, Beocia, Calcis, Rodas y Sardes.

En el periodo arcaico medio, Atenas llenó el mercado mediterráneo de objetos cerámicos. Han brotado vasijas atenienses en las islas del Egeo, norte de África, Asia Menor, Italia e incluso en Francia, España y Crimea. La popularidad de la cerámica ateniense se debió a su carácter práctico, sus bellas proporciones, su acabado aterciopelado, negro como el azabache, y a las escenas narrativas con que se encontraba ornamentada.

La ornamentación de las vasijas cerámicas con la técnica de las figuras negras, que llegó de Corinto a Atenas hacia el 625 a.C., se combinó con el antiguo estilo ateniense, más lineal y de mayor tamaño. La ornamentación se realizaba en engobe negro sobre el color rojo de la arcilla. Los detalles se grababan por incisión y a veces se destacaban y se les daba profundidad con el uso de reflejos de color rojo y blanco.

Cerámica griega

Las vasijas de cerámica griega poseían diferentes formas dependiendo del propósito al que se encontraban destinadas. Había vasos para almacenar líquidos, como las ánforas, para mezclar el agua y el vino, como las cráteras, para emplear en cultos, como el lutróforo (que servía para transportar agua) o el omfalos (cuenco para las libaciones), para beber, como el kylix, para servir las bebidas, como el oinochoe, y para preservar diversos ungüentos, como el alabastrón.

A partir de este momento, las escenas representadas en los vasos cerámicos y los artistas que las pintaron se pueden considerar por ciertas inscripciones. Unos treinta pintores sellaron con su nombre las piezas decoradas y otros cien han podido ser referidos por su estilo característico. A los artistas más tardíos se les han asignado nombres modernos conforme la localización de alguna de sus obras más destacadas, como el pintor de Berlín; por el tema de alguna de sus pinturas más representativas, como el pintor del jabalí; o por el nombre del ceramista para el que trabajaron, como el pintor de Amasis. Entre las obras maestras de este periodo están el vaso François, desarrollado el 560 a.C. por el alfarero Ergotimos y el pintor Klitias (Museo Arqueológico de Florencia); la copa de Dioniso, desarrollada por Exekias (Gliptoteca de Munich), y los trabajos de dos de los más destacados artistas en la técnica de las figuras negras, Lydos y Amasis (Museo Metropolitano de Arte de Nueva York).

Los vasos ornamentados con la técnica de las figuras rojas se realizaron por primera ocasión el año 530 a.C., por propuesta del ceramista Andocides. La ornamentación se realizaba con una técnica pictórica a la inversa, esto es, el fondo se pintaba de negro, dejando las figuras en el color rojo de la arcilla. Los detalles, en lugar de hacerse a través de incisiones en la arcilla, se dibujaban con engobe negro, que a menudo formaba un relieve sutil. Se usó igualmente un nuevo color, el castaño dorado, obtenido al diluir el barniz negro.

Los pintores atenienses realizaron hacia el 540 a.C. un nuevo estilo cuyo destacado ejemplo es una crátera que representa el combate de Heracles contra el gigante Anteo (c. 510 a.C., Museo del Louvre), desarrollada por el ceramista Eufronio. Estas innovaciones, además de exhibir un ascendente interés por la anatomía humana, trajeron una nueva concepción del espacio que se hizo patente en el uso del escorzo y en el uso de una capa de color marrón para hacer sombras. Este fue el comienzo de un tipo de pintura en el que la ilusión de tridimensionalidad se alcanza tanto por el sombreado de las figuras como por el contraste de manchas de color.

A pesar de que el estilo de las figuras negras continuó siendo el dominante durante todo el periodo arcaico, la realización en el estilo de figuras rojas se fue aumentando pausadamente. Entre los pintores de vasos más destacadas del final de la fase arcaico destacan Duris, el pintor de Brigos y el pintor de Berlín.